Y, saltar, bailar, y tener madre,
Que te mime y que te quiera,
No tener madrastra mala,
Como tuvo Cenicienta.
Y si acaso la tuvieras,
Que un príncipe bello te salve
Y te convierta en princesa.
I
¡Vivir en un castillo!
Donde no existan las penas
Donde vuelen las palomas,
Libres, por el aire de amor llenas.
Y con arrullo nos canten,
Y nos digan sus poemas.
¡Qué ilusión nacer niña!
Y, tener madre que te quiera.
¡Tener las puertas cerradas!
Y que el maligno no entre.
Y que todo sea un cuento,
Cuento de amor para siempre.
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