sábado, 20 de abril de 2024

Moisés ante la zarza ardiente


      Moisés vivió cuarenta años oculto en tierras de Madián trabajando de pastor para su suegro, Jetro. Recorría largos trechos buscando buenos pastos para el rebaño. Un día llegó hasta las faldas del monte Horeb y a cierta distancia distinguió una zarza que ardía largo rato y no se consumía. "Me acercaré a ver qué es eso"—pensó
cuando se disponía a avanzar, una voz le detuvo:
"¡No te acerques y descálzate, el suelo que pisas es sagrado!"
Moisés comprendió que era Dios quien le hablaba.
"Dirígete al faraón porque quiero que saques a mi pueblo de Egipto. Han llegado hasta mí sus lamentos y quiero que los conduzcas hasta Canán. Yo estoy contigo. Reúne a los ancianos de Israel y diles que te envía el Dios de vuestros padres".
—¿Y si no me creen? —preguntó Moisés.
Dios le dio poder para hacer milagros con su cayado y demostrar así  al faraón que era Él quien lo enviaba. También le dijo que su hermano Aarón le serviría de vocero.
                      

 




 

 

Qué lindo era mi huerto

 

 
¡Qué lindo era mi huerto!
Su esplendor me cautivaba.
Se regaba con el agua
Que del manantial manaba.
Crecía la zanahoria
El puerro y el perejil,
¡Qué lindo era mi huerto!
Tu regalo para mí.
Cada noche voy soñando
Los manzanos y ciruelos,
Con frutos tan suculentos
Que se pintan en los cuentos.
¡Qué lindo era mi huerto!
Tu regalo para mí.
En él crecía el pimiento
El puerro y el perejil.



María Encarna Rubio



 

jueves, 18 de abril de 2024

Perolo sueña con Roesina


       En la biblioteca del señor Casamayor reinaba el silencio. Era noche cerrada y Perolo dormitaba tendido sobre el cuento "Ciento y un dálmatas". No tenía ni idea de quien era el autor ni le importaba, pero le había gustado tanto, que se propuso protegerlo de los intrusos roedores que pretendían acabar con todos los libros de la biblioteca.
 No solo había cuentos en el rancio recinto, también se podía encontrar allí libros de autores famosos de todo lugar y época... "La dama de las camelias, La vuelta al mundo en ochenta días, Ana Carenina" y muchos, muchos más; pero Perolo, los que más protegía eran unos cuantos cuentos que había leído cuando estaba aprendiendo. No tuvo maestro que le enseñara, aprendió a leer solito, con una inspiración que parecía venir de los rayos de las tormentas en días de invierno. 
Esa noche no había intrusos a la vista; pero por si acaso, Perolo había montado guardia y esperaba expectante dispuesto a jugársela con cualquiera que intentara hincar el diente a tan linda historia. 
Dejó pasar el tiempo y se dispuso a descansar de tan ardua tarea. Tenía la impresión de que soñaría algo bonito y lo pasaría bien; quizá se atreviera a escribir lo que soñara si merecía la pena, porque él sabía escribir muy poco, no había practicado.

Cerró los ojos y se dio a imaginar que recibía la visita de una linda ratoncita de piel rosada y rabito largo e inquieto que le sonreía, tenía los dientes más puntiagudos y lindos que había visto nunca... "Me llamo Roesina" dijo con voz fina y aterciopelada sonriendo a Perolo con tal dulzura, que a Perolo se le erizaron los bigotes. "Vengo a que me prestes ese cuento que tanto te gusta. Te lo devolveré cuando lo lea y lo cuidaré con todo esmero" Perolo abrió los ojos. Había sido un sueño tan real, que tenía que cerciorarse de que Roesina estaba allí, frente a él...¡ Cómo era de esperar, no la vio! Perolo lo había pasado tan bien, que se dispuso a seguir imaginando que conversaba con Roesina y construyó una linda historia que la contaremos mañana.

María Encarna Rubio



 

martes, 16 de abril de 2024

Perolo supera su trauma

 



La pequeña casita del bosque amenazaba ruina. 
Perolo, el ratoncito que vivía en la biblioteca del señor Casamayor, había salido en busca de su amigo el saltamontes Nicasio. Acostumbraban dar caminatas por senderos tortuosos y perdidos entre la maleza del intricado bosque... ¡Aleluya! ¡La encontraron! Quedaron sorprendidos y extasiados al ver la casita... ¡Qué bonita y abandonada está! Comentó Perolo enseñando sus dientes puntiagudos y afilados como cuchillos de matarife. Nicasio, de un salto se introdujo por la ventanita abierta e hizo inspección meticulosa. Estaba desierta, pero las cenizas de la chimenea estaban tibias.
Perolo siguió los pasos de su amigo Nicasio y trepó hasta el ojo de buey que ventilaba la buhardilla. Al pronto, sus ojuelos de ratón tardaron en acostumbrarse a la penumbra que reinaba en el recinto. Cuando por fin sus pupilas ratoniles divisaron el entorno con claridad, quedó muy sorprendido al ver a la niña que dormía con complacencia en un viejo diván. Tenía las piernecitas dobladas, reposaba su carita sobre las palmas de sus manos unidas y movía sus labios en un balbuceo ininteligible, sonreía de tanto en cuanto, por lo que Perolo dedujo que se hallaba sumergida en fantástico sueño maravilloso. 
Bajó por una escalera hecha de troncos muy corroída por la carcoma en busca de Nicasio para darle la noticia de que no estaban solos, que arriba había visto a una bella durmiente. Acordaron después de una larga charla marcharse sin hacer ruido y volver otro día. Resultaba misterioso que la niña estuviese tan feliz en la casita solitaria, seguro que sus padres andarían cerca y era peligroso que encontraran un ratón y un saltamontes merodeando por su refugio...
¡ Peligro, peligro! Dijeron al unísono. ¡Corramos ahora que aún tenemos vida! Perolo, en su alocada carrera, cayó terraplén abajo dando vueltas sobre sí. Nicasio, que acostumbra viajar a lomos de Perolo, fue junto a él de bruces en un charco. Salieron del agua con ayuda de la rana Casilda, que ese día estaba generosa y se prestó para la buena obra.

 
Nicasio se despidió de Perolo con un estornudo y quedaron para el día siguiente. Perolo, de vuelta en la biblioteca, tomó asiento encima del cuento Alicia en el país de las maravillas, y se dispuso a relatar  en su diario los acontecimientos del día. 

María Encarna Rubio

     


viernes, 5 de abril de 2024

El pozo seco de la casita en ruinas

 


En el pozo seco de la casita en ruinas se había refugiado la serpiente Zapota.
Hacía años que el agua no fluía por quedar abandonado, y Zapota había encontrado allí un lugar seguro para vivir. Pasaba aletargada los meses más fríos esperando que el sol ardiente del verano recargara su termostato y salía reptando desde el fondo para reposar sobre el brocal. dormitaba calentita y muy a gusto, con un ojo abierto por si pasaba por casualidad algún roedor engullirlo, hacía meses que no comía.
 A todo esto, se hallaba no lejos de allí el ratoncito Perolo, que también gustaba pasar alguna escapada en la casita en ruinas. Él, tenía su residencia en la biblioteca del señor Casamayor, un vecino que todo lo que tenía era tan anciano como él. Su mansión corría peligro de derrumbe. La biblioteca contenía cantidad de libros, con cantidad de polvo de años de antigüedad. Era por eso que Perolo gustaba tomar vacaciones en la casita en ruinas, allí corría el aíre libremente y traía aromas de las jaras del monte cercano. Nunca se atrevió a aventurarse más allá por si tenía la mala suerte de topar con alguna serpiente, no podía imaginar que tuviera el peligro tan cerca. Andaba confiado de que las serpientes solo estaban en el monte. Roía tranquilamente una cáscara de nuez cuando vio acercarse a la gallina Pitueca —¡Qué haces por aquí! —le dijo Pitueca en un cacareo estridente  —en el brocal del pozo dormita la serpiente Zapota —continuo cacareando asustada, con las plumas del cuello y de la cola erizadas y abatidas con celeridad —corre y escóndete, que si te ve, con el hambre que tiene, será rápida como una centella y te atrapará. Perolo hizo caso omiso y siguió royendo la cáscara de nuez. No confiaba para nada en la gallina Pitueca, tenía fama de cotilla y farfullera. La gallina Pitueca, al ver la pasividad de Perolo optó por marcharse y dejar que corriera su suerte, ya que para nada le había importado el aviso.



 Una vez que Perolo acabase de roer la cáscara de nuez, decidió darse una vueltecita por el lugar para estirar el rabito con toda tranquilidad, ya que en la biblioteca siempre lo tenía que retorcer para pasar de volumen en volumen. Además, la biblioteca estaba superpoblada de ratones royendo libros sin parar y todo eran tropezones y rabos enredados. Allí, tendría que entrar Zapota y aclarar un poco a los intrusos que llegaban de todas partes —pensaba Perolo —él había nacido allí, y sus padres, y sus abuelos... ¡Tenía todos los derechos para habitar allí! 

  

Perolo, ensimismado en sus pensamientos, ni se dio cuenta de que se hallaba frente al pozo seco de la casita en ruinas. Pasó imprudente frente a Zapota, que con su ojo medio abierto lo vio pasar distraído y sacando su lengua bífida lo atrapó. Quiso la buena suerte que Perolo, 
impregnado de polvo centenario de la biblioteca, causara nauseas a Zapota, que haciendo arcadas lo expulsó y lo dejó escapar. Corrió despavorido a su refugio, entre Los piratas del sur y La isla del tesoro.

María Encarna Rubio. 




  

viernes, 19 de enero de 2024

Fiesta del Niño Jesús de la Huerta y del Rosario 2024******

 

Fiesta del Niño Jesús de la Huerta y del Rosario 2024******

 

* Una luz fulgurante

Que a todos nos maravilla

 Emana del Niño Jesús

El Patrón de la Cuadrilla.

*Se posa en los corazones,

Derrama amor y bondad,

ÉI ha elegido este año…

A nuestro amado «El Siscar».

*El Siscar… una perla del collar

Que todo el municipio abarca,

Y su brillo desde el cielo

 Ilumina Beata, Madre Esperanza.

*Tierra de emblema sublime.

Orgullo para un murciano

Y en su esplendorosa huerta

Deja su esencia el huertano.

*¡Que se acerque España entera!

A pasear sus veredas

A escuchar la sinfonía

Del agua por sus acequias.

*¡Qué vengan a ver la huerta!

A ver a ver brotes en los bancales,

A ver las coles, las lechugas…

Verdes tiernas, y todas iguales.

*¡Quién no se emocionará!

Al ver  brotar en los bancales,

La vida en su inmensidad…

 La sabia de los frutales.

*¡Aquí viene el sol y se enamora!

Y con su amor nos abraza

En invierno y en verano…

«Con su abrazo nos abrasa»

*Por ello el Niño Jesús

Quiere vivir en la huerta

Y espera entre azahares

A que le hagamos su fiesta.

*Jesús que nació en un pesebre

Entre la mula y el buey

Pudiendo haber nacido

Entre encajes, cómo un rey.

*No era el pesebre de oro.

Cubierto estaba de paja.

Allí colocó la Virgen

Su preciosísima alhaja.

*Y hasta aquí… ¡Él quiso venir!

A repartir bendiciones

De paz, amor y esperanza

En todos los corazones.

María Encarna Rubio González

 

 

 

domingo, 15 de octubre de 2023

Moisés encuentra esposa

 


 Moisés anduvo por el inhóspito desierto en busca de tierras habitadas. El hambre y la sed le habían dejado exhausto al abrigo de unos arbustos en tierras de Madián, cerca de un pozo, donde unas pastoras hijas de Jetro, príncipe y sacerdote, fueron a abrevar a su rebaño. Al ver a Moisés medio desvanecido le asistieron dándole agua y pan con queso, favor que pronto pudo corresponder sacándolas de un altercado con otros pastores que las importunaron y les impedían dar de beber a sus ovejas. Jetro llamó a Moisés invitándole a su mesa en agradecimiento y le dio por esposa a Séfora, una de sus hijas, rebaños y una tienda para que iniciaran su vida. 
Pasado algún tiempo, Moisés y Séfora tuvieron dos hijos, Gersón y Eliezer.



MAMÁ OSA PERIPITOSA

En la casita del bosque todo iba bien. Las gallinas ponían sus huevos en una cesta y mamá osa los llevaba al mercado. Sería bonito pensar q...