No sé si lo he vivido o lo he soñado: vi salir una lágrima de mis ojos..., y también la vi salir volando; tenía cuerpo de abeja y alas de libélula. Se posó en mi mano y me habló tal como lo haría alguien con mucha autoridad sobre mí:
--¿Y, cómo conseguiré lo que me pides..., lágrima metamorfoseada?
--Te voy a dar una receta que siempre da buen resultado: antes de acostarte y de levantarte, escucha "Serenade" de Schubert y te puedo asegurar que tus lágrimas serán tan dulces como la miel.
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