jueves, 5 de febrero de 2015

TÚ ERES EL REY








Cordino, tenía tan sucios sus pensamientos, tanto, como mal le olía el aliento. No tenía ningún prejuicio en hacer partícipes de sus malos hábitos a cualquier persona que se le antojase por digna de respeto y consideración que ésta fuese. Y, es que, el pobre, sufrió de niño tantos golpes en la cabeza, que ésta, le quedó profundamente deformada en todos los aspectos. Sólo veía, suciedades y disparates. 

¡Pobre Cordino! Él, procuraba disimular su verdadera personalidad desde que de pequeño, los amigos, debido a su vocabulario vulgar y soez, en vez de "Cordino" le llamaban "cochino". 

Sucedió que un día, debido a la gran habilidad que tenía para desenvolverse en los medio modernos de comunicación, dedicaba su tiempo libre a mandar soeces a los móviles de los amigos y amigas. Ésto, tuvo una respuesta nefasta para él, pues una noche que andaba algo trasnochado y solo, alguien anónimo y sin previo aviso, le propinó tal paliza, que su delicada cabeza, quedó chorreando algo parecido a la "pus" ; no tenía otra sustancia dentro de ella.

--¿Quién te querrá, Cordino? --Le decía su mujer que algo le conocía..., según creía ella, porque a una persona como él, nunca se le conoce del todo.

Intentó la buena señora traerle al buen camino; sólo consiguió que quedara tumbado al borde de éste, pues el que mal anda, mal acaba.









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