martes, 22 de febrero de 2022

El terrario de Patricio

 


 El gusanito Nicolás había venido de lejos. Anteriormente, vivía en el terrario que le habían regalado a Patricio, un niño que cumplía años el día de San Nicolás. La fiesta fue tormentosa, pues también le regalaron una mascota muy original: una cabrita... Patricio la llamó Maruja. Pues bien, la cabrita Maruja, que siempre tira para el monte, se subió sobre el terrario, que al impacto de sus duras y afiladas pezuñas, se rompió.
Y fue entonces, que el gusanito Nicolás quedó en libertad. Su primera visión del mundo exterior, no le gustó. 
Se vio obligado a reptar por la alfombra. Con mucho esfuerzo llegó hasta el cuarto de Patricio. Allí estaba  su mochila, con un bolsillito abierto. Con el cansancio natural del esfuerzo realizado, se ocultó dentro, a descansar, a esperar los acontecimientos. 
Quedó profundamente dormido. Nunca supo el tiempo que había pasado durmiendo cuando le despertó el zumbido de un abejorro que libaba en las flores del parterre cercano. 
—¿Cómo he llegado hasta aquí? —decía con su voz de gusano de ciudad que nadie entendía. No daba crédito a lo que estaba viendo por primera vez.
 Recordando su duro reptar por la alfombra y contemplando la hermosura del florido entorno, sintió un enajenamiento difícil de
superar. 
Los aromas, los colores y la frescura de la tierra mojada, le hicieron arrepentirse de los improperios que le dedicó a la cabrita Maruja cuando hizo añicos el terrario de Patricio.
 Se ocultó bajo la umbría de los tulipanes. La brisa mecía sus tallos enhiestos, y las abejas zumbaban y zumbaban llenando sus cestillos de polen. 
Pronto hizo amistad con otros colegas que habitaban aquel maravilloso edén en primavera. Les contaba que él, era nacido en un terrario. Su presente fortuna había sido propiciada por un desafortunado acontecimiento. Ahora, solo esperaba que no apareciese por allí la cabrita Maruja y lo pusiera todo patas arriba.

María Encarna Rubio   





 
 

sábado, 5 de febrero de 2022

poema de desamor





    ¡Ay de mí, que viví en la esperanza

y vivo en el desconsuelo!

Ayer hubo luz en mi vida

hoy la cubre negro velo.

Que vivo sin vivir en mí

en terreno de baldío

lo que ayer fue calor y vida

hoy es indiferencia y frío.

¿Dónde buscaré la llama

que prenda en mi estopa el fuego

que me anime y me caliente

y me devuelva el sosiego?

¿Será que para vivir

la grandeza de otra vida

primero hay que sufrir,

dejar  perder la partida?

María Encarna Rubio

 

viernes, 4 de febrero de 2022

Idilio en el campo

 




Mi ardorosa campesina.

A la que el sol mima y besa.

El brillo que hay en tu pelo,

Me deslumbra y embelesa.

 

La sombra de tus pestañas

Que alardeas con arrobo

Me hacen de amor cautivo

Debajo del algarrobo.

 

No hay luz en mi noche oscura

En mi vida por el monte.

Solo la encuentro en tu pelo

Mi faro en el horizonte.

 

 ¡Sol, que de amor me quemas!

Desde el día que te vi

Mi afán es saber escribir,

Dedicarte mis poemas.

 

Si escuchas una mañana,

Que estoy  trillando en la era;

Si escuchas que estoy cantando

Es para que de amor no muera.

 

Que se me parte en el pecho

Mi alegría es solo una

Que es mío y solo mío

Ese niño de la cuna.

María Encarna Rubio

 

MAMÁ OSA PERIPITOSA

En la casita del bosque todo iba bien. Las gallinas ponían sus huevos en una cesta y mamá osa los llevaba al mercado. Sería bonito pensar q...