jueves, 16 de septiembre de 2021

El que es elegido

 


 Así, nace un elegido
Fresco y exuberante
En secarral baldío.

Se alimenta del rocío
Un nublado le da sombra
Vive con calor y frío.

María Encarna Rubio




 


lunes, 13 de septiembre de 2021

El cielo azul de fondo


  Caminar, caminar, caminar...
Otros han hecho camino
Para  poder transitar.

Camino yo, caminas tú, camina él
Hay parques tan frondosos
Que son puro vergel.

Mi corazón peregrino va transitando.
Por plazas y parques floridos
Va reposando.

La luz del aura que emana de su hermosura
Va tornando el hastío
En gran ternura.

Hay caminos bien marcados con albero.
Tortuosos por los montes
Bien los prefiero.

En parque elaborado y bien medido
No hay plantas que salvajes
Hayan crecido.

Todo está limpio en los parques y bien cuidado.
No hay rocas milenarias
Con un pasado.

La naturaleza viva tiene su gracia.
Los parques bien cuidados...
Tienen su magia.








María Encarna Rubio

 

sábado, 11 de septiembre de 2021

La cabra Maruja y el sapito Nicasio


 



 El sapito Nicasio tenía su casita construida en unas calabazas junto a la casita de la cabrita Maruja, que era de roca lisa.  
La casa de Nicasio era grande y espaciosa para ser de un sapito. Tenía grandes ventanales y jardín con enredaderas.
Todas las mañanas veía pasar a la cabrita Maruja, con las ubres tan grandes que casi arrastraban por el suelo. Siempre llenas de leche.
Cuando la cabrita Maruja pensaba que el sapito Nicasio no la veía, se paraba a mordisquear las enredaderas que Nicasio tenía en su jardín, siempre tiernas y floridas, pero Nicasio acechaba desde su ventana y salía dando saltos y croando con enfado.


La cabrita Maruja seguía comiendo sin hacer caso de los insultos que le dirigía el sapito Nicasio, lo veía tan pequeño que no le daba ningún miedo.
El sapito Nicasio pensó la manera de vengarse de la cabra mala y loca que le arruinaba el jardín.


 


—Ya sé de qué manera voy a conseguir que esta cabra loca no se coma mis plantas. 
Fue en busca de su amiga la mofeta Cleta y le pidió por favor que fuera a pasar una temporada en su jardín. Como su casa de calabaza era grande, le cedió la mitad a la mofeta para que se instalara allí cómodamente.
 Al poco tiempo de mudarse la mofeta Cleta a su nueva vivienda, la cabrita Maruja estaba aburrida, pues llegaba hasta su casa un fétido olor insoportable.


Entonces, la cabrita Maruja, al no poder vivir allí soportando aquel olor tan desagradable, tuvo que marcharse a otro lugar y dejar su linda casita de roca lisa.
 En lo sucesivo llevó cuidado en comportarse bien con los vecinos, ya que no está nada bien ir molestando. Por otra parte, pueden tomar
represalias.
Ya lo decía mi abuela: "No hay enemigo pequeño"

María Encarna Rubio

lunes, 6 de septiembre de 2021

El día que yo muera

 


 El día que yo muera, en mi lecho de muerte,
pensaré que haber vivido ha sido gran aventura.
Seguro estaré expectante,
 esperando el salto a lo desconocido.
O tal vez no... pudiera suceder que todo fuera conocido,
que también allí hubiesen luces y sombras, altos y bajos y apareciesen ante mí mis sueños: los que se realizaron y los que quedaron a la espera.
Pudiera suceder que encontrase a mi ser interior gemelo a mí, mi voz interior, hecha realidad ante mis ojos, y juntas paseáramos por los sueños no realizados sintiendo la inmensa alegría de vivirlos.

El día que yo muera será la experiencia más grande de mi vida. Dejaré para siempre la obra de ingeniería más inmensa que se haya inventado, un cuerpo humano... Mi perfecto corazón dejará de latir después de tantos años. Mis brazos articulados quedarán inertes y mis maravillosas manos quedarán lacias, a nadie servirán del modo tan fantástico como me han servido a mí. Tantos años me he servido de mi cuerpo que le amo, le cuido lo mejor que sé, algo de semejante envergadura
no se puede maltratar. Me dolerá separarme de algo tan perfecto y maravilloso. Maravillada me iré de todo lo que he visto y he vivido, el día que yo muera.

María Encarna Rubio 







domingo, 5 de septiembre de 2021

Canto Gregoriano

 


 Sombras y luces, luces y sombras.
Flor que floreces, sol que la quema.
Canto que eleva, abrazo de hermano.
Y Tú, que arrancas tu mano de la Cruz,
para bendecir el espíritu del cristiano, 
cuando el coro del Canto Gregoriano
eleva su espíritu hasta donde estás Tú.

María Encarna Rubio

MAMÁ OSA PERIPITOSA

En la casita del bosque todo iba bien. Las gallinas ponían sus huevos en una cesta y mamá osa los llevaba al mercado. Sería bonito pensar q...