Estas expresiones y otras por el estilo, lanzaba la directora de la banda de música. Estaban ensayando, y los cuchicheos delos componentes del coro hacían imposible el desarrollo del trabajo con buenos resultados.
Ensayaba en conjunto el"Grupo escolar de segundo grado", con el de la "Tercera Edad".
Por un momento, la directora creyó perder el control de los nervios; pero, se sobrepuso, y, cogiendo la batuta con energía inusitada, marcó los compases con tal envite, que ésta salió volando por los aíres.
Un ¡Ojoooooojooo! escapó, mientras las miradas de los presentes, seguían su trayectoria hasta que, ante el asombro de todos, desapareció.
Sí, desapareció por la abertura del techo que daba paso al respiradero del aíre acondicionado. Acto seguido, en el exterior, una explosión de fuegos artificiales formaba tal estruendo que todos corrían a mirar por las ventanas.
Lo que vieron les dejó estupefactos: allá en lo alto del firmamento, todas las estrellas cantaban a coro el himno que ellos estaban ensayando, dirigidos por la batuta, que marcaba círculos y piruetas en el firmamento.
Los niños reían y saltaban alucinados. Los adultos, sobresaltados, decían que aquello era una premonición.
La directora lo tomó como cosa habitual en ella, ya que decía que su fama la iba a llevar al estrellato, sólo que de momento, era la batuta la que antes había llegado.
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