Moisés anduvo por el inhóspito desierto en busca de tierras habitadas. El hambre y la sed le habían dejado exhausto al abrigo de unos arbustos en tierras de Madián, cerca de un pozo, donde unas pastoras hijas de Jetro, príncipe y sacerdote, fueron a abrevar a su rebaño. Al ver a Moisés medio desvanecido le asistieron dándole agua y pan con queso, favor que pronto pudo corresponder sacándolas de un altercado con otros pastores que las importunaron y les impedían dar de beber a sus ovejas. Jetro llamó a Moisés invitándole a su mesa en agradecimiento y le dio por esposa a Séfora, una de sus hijas, rebaños y una tienda para que iniciaran su vida.
Pasado algún tiempo, Moisés y Séfora tuvieron dos hijos, Gersón y Eliezer.