miércoles, 10 de junio de 2020

LA JOVENCITA MISTERIOSA









 
 Una noche de verano, de modo misterioso, apareció junto a la fuente de la Plaza Mayor de la ciudad una joven que vestía de modo inusual.

 La sorpresa de los allí presentes fue tal, que se le acercaron para informarse de hecho tan particular. La acosaron a preguntas; pero pronto comprobaron que tenía la gran dificultad de no poder hablar.

 Sus oídos funcionaban con precisión absoluta, y a pesar de ello, era incapaz de pronunciar palabra. 

En contraposición al hecho, sabía y comprendía cualquier idioma que ser humano pronunciara en su presencia. 

 Las autoridades del pueblo le dieron la acogida establecida para todos los casos de jóvenes en desamparo. 

 
Una mañana despertó con una sensación extraña. Se levantó de la cama, abrió la ventana, y lanzó al viento un grito que progresivamente se fue convirtiendo en una melódica canción con una facultad de expresión genial. Su voz se pudo escuchar a kilómetros de distancia.

 Era tan fabulosa y genial, que todos los transeúntes se agolpaban bajo su ventana para escuchar aquel prodigio de la naturaleza.

 
No lejos de allí, una reunión de jóvenes, que como era su costumbre todo lo celebraban, oyeron la portentosa voz. Quedaron alunizando. Se dispusieron a difundir la noticia.

 Mandaron whatsApp a todos sus grupos. Pronto se llenó toda la plaza de gente que quería escuchar los cantos de la extraña joven; pero esta, cerró la ventana y se ocultó a los ojos de todos; seguía sin poder hablar.

 Se había percatado de que si quería comunicarse con los demás tenía que hacerlo cantando. 

 
La peculiaridad del hecho se divulgó por todo nuestro globalizado planeta. Todos querían escucharla y le proponían actuaciones en los  más importantes teatros. 
Una duda se hacía patente:

 ¿Será esta joven extraterrestre? ¿Nos la habrán enviado para darnos un mensaje?

 
Le hicieron seguimientos médicos de alto alcance. Comprobaron que llevaba implantado un omóplato de un metal no conocido.

 

Sumidos en la incertidumbre decidieron extraerlo para analizarlo; pero la chica les cantó un "fado" con letra demoledora; les comunicaba que si hacían tal cosa tendrían que atenerse a las consecuencias.

 Luego les propuso a ritmo de "Cha, Cha, Cha" que la dejaran disfrutar de las excelencias de este maravilloso planeta, y cuando fallezca, entonces y solo entonces, le extraigan el omóplato, y tienen su permiso para estudiarlo cuanto quieran. 

 
Los científicos no estaban muy convencidos. Ella cantaba y cantaba sus protestas; pero solo conseguía que los aplausos duraran cada vez mayor cantidad de minutos.

 Por fin tomó la determinación de cantar solo flamenco; al principio no lo hacía muy bien,  pero según fue practicando dominaba la especialidad con gracia y arte que los aplausos duraban horas. 

 
Dejó el flamenco y se dedicó al Rok duro. Ella quería ser escuchada en sus protestas, por lo mal que entendían sus razones; pero solo conseguía éxito tras éxito.
¡No cabe duda, es extraterrestre! —decían los eruditos en materias de extraña índole. 
¿Será una emisaria que nos trae soluciones a los problemas que padece la humanidad? Si nadie habla, y todos cantan sus ideas...

 Si los políticos cantasen sus intenciones... ¡Tal vez sean poseedores de voces prodigiosas sin saberlo! Y todos sus actos se conviertan en éxitos rotundos... 



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