Todos los Santos del Cielo habían convocado concilio. Hasta allí llegaban las
turbulencias de los desmanes que la humanidad provocaba. La ciencia avanzaba, y,
también la necedad de los hombres. ¡Sólo veían lo efímero de la vida y se desbocaban por caminos tortuosos y equivocados¡
¿Hacia dónde camina el hombre? Preguntaban al Sumo Hacedor. Es un
desvarío continuo, una sin razón. Decían
Y, el Sumo Hacedor habló:
"En tanto quede un alma justa en la Tierra, Seguiremos abrigando la esperanza"
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