¡Hay
aromas que despiertan los sentidos.
Aroma a melocotón maduro, a manzanas… a rosas de jardín; pero el más
delicioso de los aromas es el que desprende la tierra cuando la lluvia la
nutre, la penetra hasta lo profundo. También el aroma del mar invade los
sentidos, cura los sentimientos negativos y aflora el llanto de amor a la vida.
Es, como si el Espíritu Divino se diluyera y penetrara en nuestro ser. No existe cosa más bella que sentir que Dios está y te sonríe, te
llena de música celestial y te dice:
Toma
la esencia del amor, aspira el aroma de lo bello, vive las notas de los cantos
celestiales, todos están hechos para ti. No escuches las malas estridencias que
de lo infecto salen. Llora con quien llora: por tus pesares y los de tus hermanos;
son los sufrimientos retos para templar los sentimientos; pero date una tregua
y mira; todo lo bello está hecho para el que vive.
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