Me llamo abril.
El de las aguas mil.
Mi flor es la margarita.
Adiós abril. Tu marcha es inminente. Te vas dejando tras de ti sueños, anhelos y esperanza de una primavera para el mundo que se mece en la niebla de un invierno largo y frío. Te esperaremos pero, seguro, tú, no serás el mismo. Serás una copia exacta de ti mismo. Volverás a llenar de flores campos y jardines, traerás las aguas mil que pregonas. Subirás por la escalera del tiempo hasta el espacio infinito. Volverás renovado y fielmente copiado, porque, con aguas mil y margaritas, siempre serás abril.
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