La niña de Lola tenía un doloroso absceso en el codo del brazo derecho.
Su vecina Carmen, que era muy experta en curas caseras, había llegado a un acuerdo con Lola. Había inventado un sistema de comunicación para ambas en casos extremos de necesidad, ya que su casa estaba en un lugar de difícil acceso. Consistía éste, en sacar una sábana blanca al tendedero, muy visible para ambas.
Lola sacó su sábana blanca y pronto recibió la visita de Carmen que con mano diestra limpió de pus el absceso de la niña.
Un buen vecino es un tesoro de un valor incalculable.
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