La hormiguita Cleta estaba avergonzada. A veces sonreía, pero eran más las que lloraba. Se había refugiado en la concha de un caracol vacía. Había abandonado el hormiguero porque allí no podía vivir, nació con una antena sola y era objeto de burlas y sarcasmos.
Sucedió que, apareció por allí un día de lluvia una cochinilla y se refugió de la tormenta a toda prisa en una de las galerías de la concha del caracol. Ella, tímidamente se le acercó para saludarla. --¿Qué haces aquí, sola? --Le preguntó la cochinilla.
--Me escondo de todos. ¿No te has dado cuenta? Tengo una antena sola.
--¿Y por eso te escondes?
--Mis compañeras se mofan de mi.
--Aprende a buscar a las que nacen con valores,--le dijo. Las que se mofan de ti, tendrán dos antenas, pero les falta el corazón. En la naturaleza hay diversidad. Busca tu grupo que seguro lo encuentras. Habrá hormiguitas que nacieron sin ninguna. Tú, con la tuya, puedes servir de guía para las dos. Juntas podéis jugar, reír, disfrutar de la vida..., y, ama, en el amor está el secreto de la felicidad.
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