El abejorro Pil trabajaba sin cesar. Él solito había polinizado todo un gran campo de alfalfa. Estaba cansado y transportaba su cestillo lleno de polen. Era un insecto tierno y hermoso. Intentaba ser feliz, pero siempre trabajando, apenas tenía tiempo de recrearse en la maravilla que los campos floridos habrían ante sí.
Un buen día decidió hacer un alto y tenderse a descansar al abrigo de una mata exuberante y muy frondosa. Acicalaba su velludo abdomen cuando llegó hasta él un murmullo inusual y desconocido, una mosca mantenía un coloquio con una libélula de bellas alas:
Pero si analizamos su contenido, alguna conclusión sacaremos...
Pondremos como ejemplo que... La naturaleza siempre es bella...
Los que hacen ruido siempre molestan...
Los que solo piensan en trabajos físicos apenas viven...
Hay que combinar los trabajos físicos con los intelectuales y espirituales...
María Encarna Rubio
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