domingo, 12 de febrero de 2023

Isaac y Rebeca




El camino emprendido por Dios para ir llegando poco a poco, con la paciencia que se necesita para consolidar su propósito, dio a Abraham en su vejez, su hijo Isaac y mucha prosperidad, era un hombre rico, con muchos sirvientes y grandes rebaños. Isaac respetaba a su padre y vivía en la fe de Dios. 

Tomó la decisión Abraham, como era costumbre en aquellos tiempos, buscar una esposa para Isaac que no fuese cananea, los cananeos eran de costumbres libertinas y adoraban a dioses falsos. Mandó a la tierra donde vivían sus hermanos a Ilicier, jefe de todos sus servientes, pues él ya era muy anciano y no quería que su hijo saliera de su lado.

Ilicier, rogó al Dios de Abraham que le ayudara en la difícil empresa que le había sido encomendada diciendo: "¡Oh Dios de Abraham! Dame tu ayuda para que yo sepa la joven que es la adecuada" Y viendo que un grupo de mujeres jóvenes sacaban agua de un pozo dijo a Dios: "La joven que se preste a ofrecerme agua para mí y mis camellos esa será"

Se acercó Ilicier y las más hermosa de todas las jóvenes le brindó agua que Ilicier bebió. Le preguntó por su nombre y resultó ser sobrina segunda de Abraham. Lo llevó a casa de sus padres que lo recibieron con honores al saber que venía de parte de Abraham a buscar esposa para su hijo. Les entregó los muchos regalos que traía y acordaron el casamiento de Rebeca con Isaac. La llevó Ilicier e Isaac quedó prendado de su belleza nada más verla, él tenía cuarenta años y Rebeca catorce.

La prosperidad de la familia iba en aumento, pero tardaron veinte años en tener descendencia. Transcurrido ese tiempo, Rebeca tuvo gemelos, Esau y Jacob. 


 

 

 

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