José en la cárcel era ejemplo para sus compañeros de prisión, a todos animaba y atendía, ellos confiaban en él y le hacían su confidente. Estaban entre ellos el copero y el panadero de faraón, que andaban preocupados por un extraño sueño que habían tenido. José, siempre iluminado por Dios, les hizo la interpretación de su sueño: el copero iría en tres días a su puesto de trabajo y al panadero lo ajusticiarían cortándole la cabeza, tal como sucedió.
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