martes, 27 de junio de 2023

Primer encuentro de José con sus hermanos

 


 La época de vacas gordas dieron su abundancia en frutos y rebaños como vaticinara José. La sequía había devastado los territorios conocidos por entonces. Acudían de todas las naciones vecinas a llenar sus alforjas de grano y las arcas del faraón de oro plata y piedras preciosas. 
 Jacob y toda su gente, que también sintieron la hambruna, se vieron obligados a viajar hasta Egipto para proveerse de grano del que todos sabían tenían abundancia en sus múltiples graneros llenos a rebosar. 
Se presentaron al gobernador, el cual, quedó perplejo al reconocer a sus hermanos. Él no fue reconocido por ellos, urdió  una treta para castigarlos antes de darse a reconocer: ordenó a un sirviente esconder una copa de oro en el saco de uno de ellos para después acusarlo de robar las pertenencias del faraón e imponer el castigo de quedar preso en Egipto hasta que trajesen a su hermano menor a su presencia. 
Los hermanos de José estaban anonadados, no entendían lo sucedido y se lamentaban afligidos del hecho de que su padre nunca se separaba de su hermano Benjamín desde que perdiera a su otro hijo José. Pedían clemencia, su arrepentimiento por el daño causado a José se puso de manifiesto y fue entonces que José se dio a conocer:
—Dejar de lamentar la perdida de vuestro hermano ya que lo tenéis ante vosotros, este que os habla es José, vuestro hermano. Cayeron de rodillas avergonzados y pedían perdón. 
—Levantaos—les dijo con los brazos tendidos hacía ellos—Dios se sirvió de aquel acontecimiento para traerme hasta aquí. Hace tiempo que os perdoné y El me sostiene y me guía. Volver a casa de vuestro padre, darle la buena nueva de que su hijo vive, y venir todos a vivir aquí, se presentan años de mucha dureza para sobrevivir, estaréis a salvo con la venía del faraón que tiene preparado un territorio en el que podréis instalaros.  

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