¿Dime, qué quieres ahora?
Que el llanto se me derrama,
cuando veo a los olivos,
que el agua en sequía claman.
¿No será que te complacen,
los tormentos de mi alma?
¡Que vives de mis suspiros,
y de mi falta de calma!
¡Dónde estás, pájaro fiero,
con cabeza de serpiente!
¡Que te alimentas de sangre,
de suspiros y de muerte!´
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