Sentada al sol en un banco,
Me ha sucedido un milagro,
Que me abruma y me desborda.
Observando cómo suelta
En lascas su piel reseca,
Por una ramita enhiesta
Ha brotado agua fresca.
Salía de sus raíces
Que la tierra han horadado,
Y como yo, estaba cerca,
De improviso me ha mojado.
Yo le veo tan reseco
A ese ficus centenario
Que sé que no tiene vida,
Que su ciclo es acabado.
Pero me empeño y deseo
Qn verle resucitado.
Hoy he ido a visitarle
Lo he visto y no lo he creído,
Cuando extasiada en mirarle...
¡El ficus me ha sonreído!
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