tu alma y la mía,
sólo la escuchamos tú yo.
Nada perturbe tu entrega y mi embeleso.
La pasión se nos cierne con trémulas ansias.
Siente el calor de mi cuerpo desnudo
entre sábanas tersas
con aromas de espliego y lavanda.
Besa mi boca, pero no te apresures.
Deja que antes me nutra de tu aliento.
Deja que adivine el fuego de tus ojos entornados.
El mundo desaparece cuando cierro los míos.
Ya solo existimos tú y yo.
María Encarna Rubio
no tengo palabras para decirte cuanto me gusto tu poesía, me enamoró cada palabra....
ResponderEliminarGracias Marcela, bonita. Qué alegría que te guste. Tengo muchas en mi blog. Te invito a que te des un paseito por él. Un saludo cariñoso.
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