-El mar también llora. Un día lo vi furioso, parecía querer entrar tierra adentro y cumplir sus deseos de venganza. ¿Quién habrá ofendido al mar? ¿No será que el mar se ofende por cualquier cosa?
No hay sirenas en el mar, o, ¿Quizás sí las hay?
Esta conversación tonta la tenía una joven que un día se aburría en la playa y hablaba consigo misma. De pronto, una ola furiosa la arrastró mar adentro. Su lucha por salir a flote, desaforada y tremenda, ya la tenía al limite de sus fuerzas, cuando una mano poderosa la agarró con fuerza. Por fin sintió que se hallaba en algo firme. Abrió lo ojos. Tenía ante sí una dama, bella hasta lo imposible.
-Has sido elegida, -decía- vendrás y comprobarás que "el Sol
también sale por el OESTE". Su voz dulce acariciaba los sentidos.
-Cosas bellas vas a ver. Ten cuidado, debes estar preparada, hay quien ha perdido la razón. Tú eres privilegiada, pero de ahora en adelante sólo podrás decir y hacer cosas bellas. Tu apariencia será la misma, por dentro serás blanda como la gelatina.
Cuando sientas hacia los demás cosas negativas, una gran descarga te hará sentir el peor de los martirios. Observó que se hallaba en una nave extraña. Con la velocidad de la luz, partió hacia un lugar desconocido.
Perdió el sentido y la noción del tiempo. Cuando por fin abrió los ojos, vio con sorpresa que la nave planeaba por las cercanías de un planeta. Prestó atención y vio que no era un planeta azul, sino color violeta.
La nave se posó con suavidad y la bajaron dejándola sola.
Todo era maravilloso. El violeta en todas sus tonalidades era el color dominante: las casas, ¡ Instrumentos musicales!, los habitantes, ¡Notas que al hablar hacían sonar bellas sinfonías!
Una "do" se dirigió a ella y le preguntó:
-¿Te han traído a cambiarte el sensor?
-No sé por qué estoy aquí -le contestó- dime, ¿qué es eso del sensor?
-Yo se lo diré -dijo una "re"
-No se lo digas, puede quedar presa en el pentagrama.
-¡Pues que se quede! Haremos una nota nueva.
-¡No, podría ser peligroso! ¿Y si se distorsionan las sinfonías ya compuestas? Yo sugiero que la devolvamos y que se quede como está.
Todas las notas musicales cantaron: "Eso, eso, que se quede como está"
La nave se presentó. La bella dama le dijo:
-El sensor lo llevas puesto. Te di conocimiento de ello cuando te informé de tu norma de conducta. De ahora en adelante, si no quieres sufrir grandes tormentos, nada negativo puedes sentir.
Ni se asustó, ni se sorprendió, ella, anteriormente, todo eso lo sentía y lo hacía.
Al haber desaparecido, la buscaban por el mar. La encontraron en una tabla de surfing aferrada con todas sus fuerzas. Una nube color violeta la envolvía. En un planeta donde el Sol sale por el "OESTE" sonaba esta melodía: ¡"Que se quede como está, eso, eso, que se quede como está"
FIN
Este cuento va dedicado a mi amiga MICHELLE
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