La batalla de Ai, descrita en el libro de Josué, fue la segunda que libraron los israelitas en el curso de la conquista de Canaán. En la primera incursión fueron derrotados. Dios no les brindó su protección como castigo por no cumplir con su mandato de no tomar cosa alguna de la ciudad de Jericó. Así se lo hizo saber a Josué, quien tras arduas investigaciones descubrió a quien había guardado valiosas joyas para sí en la contienda. El incauto fue ajusticiado sin piedad. Aplacada la ira de Dios, les brindó sus mercedes y en la segunda incursión Ai fue conquistada y destruida.
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