Su sueño era llegar alto
Su alma: Por nada del mundo se hubiese atrevido a hablarle de tu a tu. Quería comunicarse de modo apropiado..., pero no sabía cómo hacerlo.
Se abría su espíritu y también cimbreaba su sonrisa al sentir su presencia, que todo lo inundaba.
("No me hables, mejor..., que lo haga el silencio")
Su piel: Repletos mis nervios de savia nueva. También mis oídos te oyen y sienten. --¿Porqué sonríes y escuchas mis pasos? ¿Sábanas de hilo en noche de encuentros? ¿Porqué me requiebras y hueles mi pelo? ¡No sientes el halo! Mi cuerpo y tu cuerpo son trenzas de brazos y piernas.
(¡Nada hay que temer, sólo son..., coloquios, de alma y piel!)
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