EL JEFE DE LA CENTURIA
Bertonio y Josilina
engañan a los paganos,
parece que son ateos
pero ellos son cristianos.
Él, jefe de la centuria,
hombre fuerte y aguerrido,
se ha mostrado generoso
con Josilina, de quien es
marido.
Le ha comprado brazaletes,
pulseras y muselinas
para que se haga con ellas
las túnicas más divinas.
Bertonio con Josilina
con sus trajes de romanos
en la casa de la huerta
nos reúne como hermanos.
Se congrega la centuria
para organizar la fiesta
con Bertonio y Josilina
en la casa de la huerta.
Le ha comprado brazaletes,
pulseras y muselinas
para que se haga con ellas
las túnicas más divinas.
Bertonio con Josilina
con sus trajes de romanos
en la casa de la huerta
nos reúne como hermanos.
Se congrega la centuria
para organizar la fiesta
con Bertonio y Josilina
en la casa de la huerta.
Le tiene celos de muerte
y la quiere encerrar
en la casa de la huerta,
donde se va a celebrar.
¡Ay! Dios, que no la
encierre,
porque tiene que fregar
los platos de la pitanza
que es lo que le gusta
más.
A mí me dijo en secreto
esta honorable señora
que las grandes comilonas
día y noche las añora.
Y no es por lo bien que
come
ni lo bien que pasa los
ratos
es porque calma sus ansias
de hartarse de fregar
platos.
¡Qué fiestas, qué
algarabía!
Que se hacían los romanos.
Ahora que ellos no existen
las hacemos los
cristianos.
¡Y, es con buena
voluntad!
La alegría Dios amó...
Ama la luz y la bondad
que emana de un buen
corazón.
M. E. Rubio González
M. E. Rubio González
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