jueves, 28 de enero de 2016

LA TARTA DE CUMPLEAÑOS

Toda persona tiene su castillo particular dónde vivir aislado del mundanal ruido. Los lugares más recónditos se ponen a nuestro alcance con el resorte de nuestra voluntad. Toda esa maravilla la podemos disfrutar en nuestro interior. Es cosa de reflexión. A lo largo de nuestras vidas, vamos grabando y archivando las cosas que más nos impresionan. Las que nos gustan y las que no nos gustan. Nuestras neuronas las guardan un cierto tiempo. Las más significativas que nos suceden día a día, van relevando a las antiguas hasta hacerlas desaparecer. Si tenemos traumas o cosas que perturban nuestra vida cotidiana, es fantástico grabar cosas agradables  y nuevas en nuestra memoria para ir desechando las perturbadoras insidiosas que nos hunden en la miseria y la depresión.
Todos podemos unir nuestro esfuerzo por la superación y el equilibrio emocional con el elixir de la alegría y el amor colectivo. Juntos podemos apagar las velas y tomar con ilusión esa TARTA DE CUMPLEAÑOS. Unidos podremos comprobar que la vida siempre merece la pena vividla. A pesar de los años tenemos dentro aquel niño que fuimos.

viernes, 22 de enero de 2016

LÁGRIMAS

Lloraba tanto que temía provocar una inundación. Total por nada. Simplemente se le había colado una pestaña en un ojo. Y el otro por acción simpática lloraba también. Andaba tropezando, pues con la visión tan nublada no veía bien. Había llegado sin advertirlo a un tramo de la calle donde se había de bajar una escalera. 
Ya iba a colocar un pie en falso cuando sintió unas manos fuertes que la sujetaban. De modo instintivo se dio la vuelta.  Se encontró de repente entre unos poderosos brazos que la sostenían casi en volandas. Se deslizó su bolso que llevaba en bandolera y fue dando tumbos peldaños abajo a cuyo tiempo alguien que pasaba aprovechó la oportunidad, y cogiéndolo salió corriendo cómo alma que se lleva el diablo.

 Entonces sus ojos redoblaron los ríos de lágrimas, pues su llanto ahora era certero. Una voz masculina rotunda, profunda y bien timbrada, sonó tan cerca de su oído que sintió el calor de su aliento.  
--No temas, --le dijo-- sería mucho peor que la que hubiese rodado fueras tú. ¿Llevabas algo importante en el bolso?
--Sí...,llevaba mis documentos..., un cuento escrito por mí... Iba a entregar para participar en un concurso y ya no llegaré a tiempo. Del plazo de admisión apenas quedan unas dos horas para que finalice. No me dará tiempo de volver a casa y volverlo a escribir.
--Bien, limpia esas lágrimas y veamos que se puede hacer. Sentémonos en ese banco. Llevo la Tablet en mi cartera, entre los dos lo podemos recomponer. ¿Recuerdas el texto?
--Creo que sí.

Se apresuraron a la tarea. Aldea, que así se llamaba la joven, no dejaba de pensar en los problemas que tendría que solventar a raíz de perder el bolso con las llaves del piso entre otras cosas dentro. Se dispuso a dictar el relato a su flamante amigo pero los nervios no la dejaban concentrarse. 
--Gracias por ser tan amable pero lo vamos a dejar --le dijo.Tengo que ver la manera de entrar en mi piso, llevaba las llaves en mi bolso.
Aldea le dio las gracias complacida por tanta amabilidad y se despidieron no sin antes presentarse y quedar para verse algún día.
Pasaron unos meses. Aldea estaba  metida de lleno en su trabajo de escritora. Paseando un día le sorprendió la noticia de una revista literaria. ¡Allí estaba: su cuento "Lagrimas de Miel" había sido premiado! Pero ella no figuraba como autora. 

 Volvió a casa desolada, presa de gran furia e impotencia. En la salita sonaba el teléfono:
_¡Sí, dígame!
--Hola Aldea. Por cierto: ¿por qué te pusieron de nombre Aldea? Tú te mereces el nombre de una gran ciudad, –era su amiga Claudia, siempre tan ocurrente--.
    Resultado de imagen de fotos libros abiertos
    --Hola Claudia. Sí, he salido a caminar, al pasar frente a un kiosco lo he visto en una revista. ¡Con su título original! ¡Qué maldad tan rastrera! Es igual que si me hubiesen raptado a un hijo. ¡Mi creación! ¡El momento más genial de inspiración que he tenido! No es justo..., no es justo..., y se echó a llorar desconsolada.

martes, 19 de enero de 2016

UNA VIDA DE ANÉCDOTA

Siempre que puedo, no me pierdo el placer de callejear por las mañanas las calles de mi pueblo. Siempre se ha dicho que la inspiración surge en medio de la soledad y la reflexión. Caminando una espléndida mañana de enero, cosa habitual en mi tierra, encontré ante mis pies una manzana.  Por un momento creí oír sus lamentos. Tenía ésta varios mordiscos. Después de haber recibido, obviamente, malos tratos, había sido arrojada a la calzada sin piedad. Conmovida, la cogí. Quise paliar su dolor con una sonrisa de comprensión y cariño y se acrecentaron sus lamentos. En esta tesitura oí que me decía:
--¡Come hasta llegar a mi corazón! No es justo que mi existencia y mi destino sean pudrirme sobre el asfalto sola y abandonada!
Perdoné su osadía. Mi compasión no llegaba hasta ese punto. Yo no como ningún desperdicio que otro haya tirado por el suelo, -estuve a punto de decirle. Me contuvieron las costumbres de las buenas formas. La compresión y las ganas de ayudarla a superar su fatídico momento me hicieron responder sin darme tiempo a la reflexión:
--¡"No te preocupes por eso, ese destino también es el mio"!  
--No puedo creerlo, -me respondió- si no sabes tu misión en la tierra..., amiga mía..., me temo que ya lo estás.

miércoles, 13 de enero de 2016

MAMÁ OSA PERIPITOSA

En la casita del bosque todo iba bien. Las gallinas ponían sus huevos en una cesta y mamá osa los llevaba al mercado. Sería bonito pensar que le daban dinero y que lo gastaba en viandas para todos, pero no, ella era muy golosa y los cambiaba por miel.

 Papá oso no estaba contento porque ella no hacía las cosas bien. A él le hubiese gustado que trajese manzanas y peras, pero ella siempre traía lo mismo, mucha miel. 

Mamá osa tenía una bicicleta. Paseaba a todas horas del día, cumplía mal con sus deberes de ama de casa. Papá oso no quería refunfuñar, pero las cosas fueron a peor, se desató su furia, rompió la bicicleta de mamá osa y no la dejó llevar los huevos al mercado. Él mismo se ocupó de venderlos, y tomó las riendas del la organización de la economía familiar.

 Una mañana de un día cualquiera, mamá osa marchó al bosque a buscar miel por su cuenta. Encontró a otra osa que buscaba lo mismo que ella. Las dos se contaron sus problemas y las dos coincidían en su mala conducta.  

Apareció entonces un oso enorme que andaba buscando esclavas para trabajar en su guarida de invierno. La quería limpia y reluciente, pero él no trabajaba tampoco. Agarró a las osas por el pescuezo y las llevó a su cueva. Las encerró tapando la salida con zarzas y espinos.

Papá oso y sus hijos, que la habían echado en falta, salieron en su busca. Oyeron sus llantos y gemidos a larga distancia. Se acercaron a la cueva. Al ver los espinos sintieron ganas de salir corriendo, pero, papá oso se llenó de valor y apartó los espinos con sus garras grandes y duras. 

Cuando mamá osa se vio libre, se hizo el firme propósito de asistir a la consulta de un psicólogo para que le ayudase a cambiar sus hábitos de vida y retomar las riendas del buen funcionamiento de la vida familiar. El psicólogo le dijo:  "La holgazanería y la dejadez siempre traerán la desgracia, para ti y para toda tu familia"  

Todo cambió. Mamá osa, se volvió hacendosa. Responsable de sus hijos. Los mimaba y los tapaba.
Papá oso, al verla tan pizpireta, le compró otra bicicleta. También se supo después, que les traía mucha miel.    

MAMÁ OSA PERIPITOSA

En la casita del bosque todo iba bien. Las gallinas ponían sus huevos en una cesta y mamá osa los llevaba al mercado. Sería bonito pensar q...