sábado, 25 de julio de 2015

BUENOS DÍAS AVENTURA

A veces la vida nos guarda sorpresas que jamás hubiésemos podido imaginar.
Así lo sentí cuando lo vi sentado en un banco del andén, en la otra orilla.
Llegó hasta mí  su sonrisa y su beso, como solía hacerlo; la sensación de su aliento sobre mi rostro…
--¡Buenos días “Aventura”!  --Solía llamarme así por el día que nos conocimos: fue una noche de verbena. Todos los vecinos se agrupaban en medio de la calle junto a la amontonada masa de mazorcas de maíz. 

Era costumbre del pueblo colaborar en la tarea de quitar las hojas secas que cubren las semillas de maíz de un modo totalmente altruista. Solían éstas, ser de color amarillo, pero se hacían algunas mutaciones a causa de alguna genética lejana, saliendo algunas de color rojo  bermellón.

Cuando se daba esta circunstancia,  quien la encontrase tenía permiso para abrazar a quien quisiera.
Sucedió que, esa noche yo me encontraba cumpliendo con aquel deber de buen vecino. Y, allí estaba él. Colaborando y esperando a que terminara  el trabajo…, porque después se hacía la verbena y se bailaba hasta la madrugada.

 Y, le apareció a él la mazorca “roja”.  Le vi lanzarse sobre mí para darme su abrazo entre risas como solía hacerse y nada más. Caí, me golpeé. Quedé en coma. De todo ello, en mis recuerdos, sólo queda la secuencia de ese momento.

  Desde ese instante, hay en mi memoria cientos de historias fantásticas que, aunque viviese mil años, no sería capaz de plasmarlas todas.
Mi mente, viajaba por espacios desconocidos. Vivía historias  indescriptibles por lugares que nunca sería capaz de imaginar…, y, en todas aparecía él. 

Me veía vestida de blanco uniendo mi vida a la suya en ermitas solitarias en la más absoluta intimidad. Vivimos las historias alucinantes de todos los cuentos que se han escrito. Navegamos por los “Mares del Sur”  y, nos hicimos adultos, para dar fruto en un jardín de amor. Ahora estamos en la estación donde nos separa el tren. Él en un andén. Yo, en la otra orilla.
No importa…, sigue siendo tan mío… ¡Cómo siempre!


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3 comentarios:

  1. Está genial!!! Qué historia de amor tan hermosa. Ahora que vivo en un pueblo, leo tu relato y me parece vivirlo de alguna manera aquí, en los campos, cooperando con los demás, Y ese amor... que aparece para no marchar. Felicidades querida.

    Lo comparto.

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  2. Gracias querida amiga. Me alegra sobremanera comunicarme con alguien que como tú que tiene esa sensibilidad especial para expresarse. Naciste para escribir, eso se nota.

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  3. Que bonito ,, este tipo de relatos me encanta ,,son algo especial ,,

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