Yo, que mecida en tus brazos me dormí,
que mi vida a tu vida até con lazos de suave seda,
envuelta me veo en la oscuridad de la fría noche.
No hay aromas de amor en mi almohada.
No iluminan tus ojos la senda por donde mis pasos transitan.
Recibe en tus manos la rosa de amor
que mi recuerdo dedica a la maravilla que junto a ti viví.
María Encarna Rubio
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