Amado J V:
Sé, estoy totalmente segura de que ocupas un lugar destacado en ese otro que todos los nacidos en este alucinante planeta tenemos prometido.
Soy una espléndida mujer, maravillosa, bella por dentro y por fuera, de setenta y ocho años maravillosos, quién no me conoce me sitúa en la década de los cincuenta. Si me conocieras me amarías.
Soy nacida en un pueblo, gentil e increíblemente hermoso, de la comunidad murciana, y a pesar de ello, me encanta la paella valenciana, el pote gallego, el cocido madrileño, la escalivada catalana, y no te digo nada del turrón de Alicante y de toda la gastronomía murciana, que es un verdadero placer degustar.
El motivo de mi carta es debido a que, sobre mi mesa me espera, humeante, un generoso plato del ya mencionado pote gallego, que regenera el cuerpo y el alma, y mientras espero a que humee un poco menos, se me ha ocurrido coger un libro de una colección de libros tuyos que tengo, y me ha venido a la memoria, el bendito momento en que llegó a mis manos el primer libro tuyo. Quedé alucinando con "Las Aventuras del Capitán Hatteras". Luego vino otro, y otro... Hace mucho tiempo de esto, pero desde entonces te amo, te admiro e intento aprender de tu manera de escribir...Claro que yo no tuve la suerte de nacer en un momento ni lugar adecuado para tener la formación privilegiada que tuviste tú. Soy autodidacta en casi todo lo que hago. Ahora que tengo tiempo y los medios para seguir tus pasos lo intento, pero no hay punto de comparación. Por eso me dirijo a ti. Por si puedes echar un cable a esta admiradora que te ama desde que era casi una niña.
Espero recibir una señal de que has recibido mi carta... Un mensaje...En un sueño, algo que me indique que estás interesado en conocerme.
Te ama de modo incondicional M. E. R. G.
Hoy es un día especial, pues se hace realidad algo que es importante para mí. Desde siempre supe que los últimos años de mi vida los pasaría escribiendo, pero nunca imaginé que sería de esta forma.
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