Si vienes y no me encuentras
será que estoy recluida.
Recluida buscando mis acentos,
mis encuentros, mi tiempo robado, mi tiempo perdido,
mis sueños pasados;
sí, pasados a carpetas de archivo
de esperanzas no cumplidas.
Ahora soy la sombra de lo que soy
y de lo que quise ser.
Quizás Dios no me abandone
y se apiade de mi corazón
hecho jirones que han ido quedando enredados
en las zarzas del camino.
Si, sólo Dios tiene la solución...
Y llena de esperanza
se alce mi figurara.
Caminando el desierto
encuentre el oasis de brisas y esperanzas,
donde todos los llantos sean amor y risas.
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