¡Qué bonitos!
La abuelita Dora y sus gatitos.
¡La ternura que desprende
la abuelita Dora
meciendo sus gatitos
en su mecedora!
El amor rejuvenece
el rostro se ilumina
la sonrisa resplandece
y a las células anima.
Nuestras células vitales
van buscando el corazón
y todas se contorsionan
cuando hay animación.
Mece que te mece y mece
gatitos con ilusión
que se llenará de vida
y de amor el corazón.
María Encarna Rubio
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