Laurita
niña muy dulce,
ella
siempre sonreía;
tenía
gatito y perro,
bien
a los dos protegía.
Acunaba
en su regazo
Si
ambos tenían frío;
les
daba ricos helados
Cuando
llegaba el estío.
Le
tenía mucha envidia
una
bruja patizamba.
Una
serpiente bien mala
para
ella preparaba.
Y,
se la puso delante
para
que se le enroscara.
Cuando
Laurita la vio
le
gustó mucho su cara.
Le
dio tiernitos abrazos
y
una canción le cantara,
y
meciéndola en sus brazos
con
cariños la mimara.
La
serpiente emocionada
con
su cariño y su abrazo
dejó
de ser venenosa
y
se convirtió en un lazo
Emocionada,
Laurita,
recogió
el lazo del suelo,
y
viéndolo tan bonito
se
lo colocó en el pelo.
María Encarna Rubio
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