domingo, 25 de octubre de 2015

LUZ EN EL ESTABLO

--¡Juanón, Juanón, mira, hay luz en el establo!
Resultado de imagen de dibujos--¡Pero, qué establo, si nosotros no tenemos ningún establo!
--¡Es verdad, no me acordaba..., nosotros no tenemos ningún establo! --Si crees que me vas a coger en una, la llevas clara. Esta era la reflexión que se hacía María, llamada por todos, "Lanenica", después de poner cara de tonta delante de Juanón, su marido. Era éste, un hombre cazurro y violento que disfrutaba dando golpes a su mujer al menor descuido de ésta. Buscaba las ocasiones de enfados y peleas en las cosas más absurdas y disparatadas. Ella, estaba pendiente de no llevarle nunca la contraría, sonreía siempre, y le complacía en todo. 

Resultado de imagen de dibujosTenía la casa una sola puerta de entrada. Un carril la atravesaba hasta el patio, empedrado con cantos rodados chiquitos, por donde pasaba la burra hasta el establo. Cierto día, Juanón, buscando la riña con Lanenica, pretendía que la burra entrase andando hacía tras, cosa harto difícil.
Lanenica, llena de gracia y desparpajo, agarró a la burra por el rabo, y tirando fuerte le decía:
"¡Anda patrás, burra, que bastante tiempo has andao palante!  

Resultado de imagen de fotos de dibujosEn otra ocasión, se presentó a comer antes de tiempo. La Nenica, como es de suponer, no tenía la comida a punto. Tenían en casa un gato, --cómo era habitual en las casas de pueblo--, que todas las cazas que hacía, se las traía como regalo a Lanenica. La seguía a todas partes como si fuese un perrillo.  Esa mañana había cazado un ratoncillo, y se lo había dejado encima de la mesa dónde comían. Cuando Lanenica vio entrar a Juanón, y se percató del hallazgo, se le vino el mundo encima.
Se apresuró a poner un tazón encima del ratoncillo, y con alegre sonrisa saludó a su marido, que venía dispuesto a comer..., y a lo que hiciera falta:
--¡Juanón, qué pronto vienes hoy! la comida aún no está hecha. Si quieres te frío un huevo y unas patatas.
--¡Patatas, patatas! ¡Yo no quiero huevos, ni quiero patatas! ¡Hoy quiero comer carne!
--Pero, Juanón, si sabes que carne solo comemos los domingos. Yo, ahora no te puedo dar carne porque no tengo.
--¡Pues dame un ratón frito, que de eso si hay bastante en casa!
--¡Pues mira, hijo, aquí debajo del tazón lo tienes!

"¡Colorin colorado, este cuento se ha acabado!"

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