Obsesionada en componer la sinfonía que superase a todas las compuestas desde la invención del pentagrama, oía los acordes maravillosos del mar,unas veces susurrantes, otras con la fuerza de la pasión desatada.
¡Si ella lograse plasmar las notas de la melodía del mar!
¡Nadie habría escuchado jamás algo tan bello!
Se veía en los conciertos; saludando entre aplausos que seguían y seguían minutos y minutos...
¡Bravo... Bravo! Y, ella...Doblando levemente el torso e inclinando la cabeza exhalaría una sonrisa leve... premeditada, y un ¡Gracias! gracioso, saldría de sus labios entre abiertos:
¡Yo, he sido yo! La he compuesto yo...
Nadie sabría que fueron las olas, las tormentas, las mareas... y, sobre todo el mar en calma que, por calmado que esté, siempre hay pequeñas olas que siguen y siguen ejecutando su eterna melodía.
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