Fobos hijo
de Ares y Afrodita.
Ares volvía
al hogar. Dejó sobre la mesa la pieza de caza que portaba en sus hombros el
arco y las flechas.
En ese
momento, Afrodita lavaba su cabello con espuma de baba de caracol.
Ares vio la pierna de Afrodita que asomaba por la raja de su túnica. Sintió su sangre hervir,
rugió. Gritó. Se acercó a Afrodita y la tomó por la cintura…
De pronto la baba de caracol del pelo de
Afrodita, pegó las pestañas de Ares que soltó a Afrodita y fue a lavar sus ojos al
manantial que discurría por la ladera del monte.
Afrodita
quitó la baba de caracol de su pelo para poder atender a Ares como es de desear,
pero por la llegada de su hijo Fobos se
vio obligada a aplazar el acto para después.
Fobos, fijó su atención al
ver que la pieza de caza movía una de sus patas, supo que estaba sangrando.
Efebo gimió. Levantó al animal y lo llevó a la cuadra. Trataba de curar su
herida cuando oyó que Ares lo llamaba:
— ¡Fobos, ve al monte! Observa desde ahí
si el anfiteatro ya tiene espectadores vociferando. ¡Tu madre y yo actuamos!
Efebo
obedeció. Subió al monte. Se divisaba el teatro. —¡Padre! —,
gritó— ¡el teatro está a rebosar!
Ares oyó a
su hijo. ¡Llama a Pegaso! le ordenó.
Fobos, llamó al caballo con alas, "Pegaso". También llamó a "Centauro", mitad caballo mitad humano, que dejó caer sus excrementos.
Cayeron sobre un aloe que enderezó sus raíces…
Ares enjaezó
a Pegaso, y lo montó Afrodita para volar con él. Ares montó a Centauro y
fueron a su trabajo en el anfiteatro de Aspendo. Afrodita surcando los vientos. Ares galopando por el valle.
Ya en el teatro, comenzaron a actuar, con las alas de Pegaso para airear.
Al regreso al hogar, Afrodita argumentó a Fobos si se
iba a casar, para ser padre en el Olimpo. Fobos le respondió que ya lo era, había
nacido padre de todas las fobias para la eternidad, y que tenía esposa, se
llamaba: “Adjetiva sin Objetivo”
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