lunes, 30 de diciembre de 2013

ME GUSTA EL MAR

-Me gusta el mar, el sol, los montes, las flores....-
Los pensamientos de Sara siempre estaban por las nubes. Trataba de ocultarlo a toda costa, era una romántica empedernida; en su entorno no se usaba serlo. Siempre tenía un amor platónico al que  escribía poemas que luego se apresuraba a romper por si alguien los leía; la pobre chica era como una margarita nacida en un estercolero. Soñaba con ser pianista. Esto también era raro, ¡pianista nada menos! Esta chica es más sosa que un pan sin sal, decían sus familiares que la veían emocionarse oyendo a Chopin, Lizt, y a todos los grandes de la música clásica de todos los tiempos. 
Se sentía extraña y también trataba de ocultarlo. ¿Seré yo normal, o tendré alguna tara psicológica? 

Las dudas, las desdichas, la soledad  de sentirse diferente le hicieron reflexionar. 

-He de vivir de acuerdo conmigo misma. Ser feliz como soy, amar del modo que sé hacerlo. Disfrutar del sol, de las flores, y de la vida a mi manera. ¡Todo lo bueno de la vida, para mí!  

Y..., se sintió contemplada desde lo alto. 

-¡Nunca más, sola!

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