lunes, 24 de noviembre de 2025

La gata Rufina desafina


La gata Rufina recibía con frecuencia la visita de su vecina la gata doña Carlota. El ratoncito Perolo sentía celos de muerte por este hecho. Hacía críticas perniciosas sobre ello con el saltamontes Nicasio que se había instalado por unos días en el sótano de la biblioteca donde vivía Perolo desde que dejó la casita del bosque. —Has de saber, Nicasio, que la gata Rufina está acusando bastante la mala influencia que ejerce sobre su comportamiento la amistad de su vecina la gata Carlota—refería Perolo a Nicasio con un movimiento de bigotes descontrolado. No podía disimular pelusa. Nicasio le observaba sorprendido, nunca lo hubiese imaginado, Perolo haciendo comentarios negativos acerca de Rufina.
—¿Qué te hace pensar así de tu amiga gata?—Inquirió Nicasio con displicencia.
—Noto que Rufina ya no se presenta tan aseada como antes de conocer a su vecina—adujo Perolo con sonrisita sarcástica —a veces, hasta noto a distancia que huele mal.
—¿Sabes qué pienso, Perolo, que sientes celos de la gata Carlota—adujo Nicasio moviendo una de sus alas—precisamente oí a Carlota exaltar el buen aliño de Rufina. 
—¡Es extraño lo que dices!—Argumentó Perolo con fastidio—oí a Carlota decir todo lo contrario, recomendaba a Rufina con palabras de gata sabia que la felicidad provenía en gran parte del orden, la limpieza y el aseo meticuloso.
—¡También de los buenos alimentos!—Expuso Nicasio con contundencia—para tener una mente sana y un cuerpo sano has de tener buenos hábitos, aseo meticuloso, buena alimentación y orden en todo en tu alrededor.
—¡Pues, todo eso lo está olvidando Rufina, y cada día está más fea!—Exclamó Perolo con sus dos dientes roedores raspando su labio inferior.
—¡No será para tanto!—Alardeó Nicasio dando un gran salto que le hizo subir hasta el último estante y fue a parar encima del cuento de Pinocho.


María Encarna Rubi


 

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