Los ojos de Cris se agrandaban y se achicaban de continuo al tiempo que su corazón palpitaba al galope como caballo desbocado, pasaban quince minutos de la hora de dar comienzo a la función y la protagonista no aparecía.
Los nervios de todos y la extrañeza se hacía eco con lo que sucedía con el público que había acudido a presenciar la obra de teatro: comenzaban los murmullos y las protestas.
Cris tenía miedo. Sentía que si hablaba diciendo lo que estaba pensando, todos reirían y se mofarían de ella..., ¡una novata pretendiendo sustituir a la protagonista! Ella sabía al pie de la letra el guión, de principio a fin. Había puesto los cinco sentidos en los ensayos. A pesar de tener el papel más insignificante de la obra y salir a escena al final, había asistido a los ensayos completos y el texto de la protagonista le gustaba. Ella acababa de terminar sus estudios de Artes Escénicas y se encontraba con ganas de comerse el mundo y muy capaz de hacerlo.
Haciendo un gran esfuerzo se dirigió a la directora. Estaba ésta al borde del colapso. —¡El día del estreno! ¡No podía ser que esto le sucediera a ella!—. Cris, aparentando dominio y firmeza le dijo que ella se comprometía a sustituir a la protagonista; que sabía el texto y que el vestuario no sería problema ya que tenía la misma talla que ella.
La directora se la quedó mirando con algo de estupor. A penas había reparado en ella. Los nuevos tenían que hacer muchos largos alrededor suyo para que les prestase alguna atención.
En unos segundos, la directora tomó la decisión: —¡Vale! —dijo—. Haz tu caracterización lo más rápida que puedas y a escena.
Corrió Cris hasta el camerino a cumplir el requisito de disfrazarse de bruja para salir a actuar. Ya terminaba con los últimos retoques y se disponía a encajar la dentadura de bruja en su boca, cuando se abrió la puerta de golpe, con gran violencia. Apareció Grisela, la protagonista, que además también era prima de Cris. Se abalanzó sobre ésta arrancando la peluca de su cabeza y propinando un puntapié en su tobillo izquierdo al tiempo que le daba un fuerte mordisco en una oreja. —¡Ladrona! —le decía—. Siempre supe que querías mi papel.
La directora quiso interponerse entre ambas contrincantes, recibió otro puntapié, pero en pleno trasero.
La directora quiso interponerse entre ambas contrincantes, recibió otro puntapié, pero en pleno trasero.
El público pitorreaba y daba golpes en el suelo con los pies.
Ante tal desbarajuste los demás componentes del grupo, que ya estaban vestidos para el evento, decidieron actuar por su cuenta y levantando el telón comenzaron a actuar improvisando de manera que aquello parecía un musical en el que todos hablaban reían y cantaban de manera bastante genial.
Las dos primas y la directora, corriendo una tras otra, salieron al escenario peleando y vociferando de manera que encajaban con lo que estaba haciendo el resto de actores. La música sonaba de manera coordinante ya que era experto el encargado de hacer el efecto. Grisela arrancó a Cris el traje a tirones, y viceversa, quedando ambas en paños menores; Cris, redujo a su prima con un golpe de kárate, del que ambas eran cinturón negro. La directora fue zarandeada y despojada de su vestimenta en escena. ,Hicieron una gran exhibición de este deporte. Los actores hacían coro ante cada kata y aplaudían, cosa que animaba al público que aplaudía también.
Grisela quedó derrotada. El público vociferaba entusiasmado. La directora y las dos primas habían inventado un modo nunca visto de hacer desnudos, muy deportivo, a golpe de Kárate. Les había encantado aquella obra surrealista y tan innovadora. Ya se iban a saludar las dos karatecas como hacen los buenos deportistas, cuando una voz, entre dulce y apremiante despertó a Cris de su sueño: -¡Despierta prima! ¡Tenemos estreno! ¿O quieres que lleguemos tarde?
Genial, Encarna, me ha gustado
ResponderEliminarGracias Jesús. De verdad que me alegraría que disfrutaras leyendo mis escritos tanto como yo escribiendo. Saludos, amigo mio.
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