martes, 18 de marzo de 2014

LÁGRIMAS AMARGAS


Un Pepino acongojado lloraba lágrimas amargas. Se había difundido por lo ancho y largo del planeta que era pobre en vitaminas. Se sentía discriminado. Sólo le aceptaba como amigo un rabanito que tenía la misma fama que él.

 Su sensibilidad la tenía a flor de piel. Se había enamorado de una zanahoria. Ésta, con su melena verde como hoja de perejil, ni le miraba. Con su fuerte color anaranjado, a todos anunciaba que: "Era rica en carotenos" (Procuraba relacionarse con otros de su categoría).

 Andaba siempre depresivo, nuestro amigo Pepino. Rabanito, para consolarlo, le propuso viajar al extranjero, había oído decir que: "Eran más valorados allí"


 Marcharon en un barco. Por puntos, escaparon de ser comidos. Viendo que el panorama se presentaba oscuro, decidieron lanzarse por la borda. 


 Rabanito seguía a Pepino, que tenía más noción de las coordenadas que él. Se dejó sentir la mano del destino, una ballena que filtraba krill, por accidente, se los tragó.
   
 Encontraron en recorrido por túneles y entresijos dentro de la ballena, a algunos conocidos que habían corrido la misma suerte; entre ellos, la zanahoria, que, asustada, se escondía en un rincón.  Se le acercó Pepino y le dijo: 
—¿Tú aquí, qué te ha pasado?

—Me cogieron para la exportación, el barco donde viajaba zozobró.  Aquí estoy, esperando ser digerida, igual que vosotros.
—¡Saldrás de aquí, yo te sacaré! —Le dijo Pepino.
—¿Con lo mal que me porté contigo, quieres salvarme?
—No importa, una zanahoria tan rica no puede acabar así. 

Y, la zanahoria lloró, y lloró tantas lágrimas amargas, que sirvió de vomitivo y salieron todos al exterior quedando a merced de las olas. Una corriente marina los arrastró hasta una isla desierta. Quedaron exhaustos tendidos en una playa de arenas blancas. Una ventisca les arrastró tierra adentro. 
     
El lugar era de ensueño. Pensaron que sería fantástico poblar aquellas tierras con pepinos, rabanitos y zanahorias. Seguro que algún Robinson  les haría los honores y restauraría la maltrecha reputación de pepinos y rabanitos, ellos también poseían elementos dignos de tener en cuenta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

MAMÁ OSA PERIPITOSA

En la casita del bosque todo iba bien. Las gallinas ponían sus huevos en una cesta y mamá osa los llevaba al mercado. Sería bonito pensar q...