Padre, de mi mano recibe la flor de mi inocencia.
Yo me diluyo entre tu amor y tu paciencia.
A tí el ramillire que te brinda mi amor puro,
porque me amas y me cuidas, lo tengo muy seguro.
De ti recibo los dones que me llevan al sendero,
de luz de paz y de amor, por esto yo darte quiero,
la vida que a mí me queda, y a la espera,
estoy de tus mandatos hasta que muera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario