lunes, 22 de febrero de 2016

NIMIEDADES


  1. Sin presa a la vista, caminaba el zorro bajo el ardiente sol. No hacía presa en su ánimo el contratiempo de tener hambre y no tener huesecillo que llevarse al hocico. En muchas ocasiones le había sucedido lo mismo y siempre había salido victorioso del percance. 

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De improviso, un ratoncillo se cruzó en su camino, despistado y sin prisa. Poco le hubiese costado alcanzarlo. ¡No! Dijo para sí. Quiero algo más sustancioso. Con esa nimiedad no saciaré mi apetito voraz. Y siguió caminando en busca de mejor presa. 

Llegó la noche cerrada y seguía con el horno encendido de su estómago llamando a gritos  algo para quemar. Acurrucado en su cueva veía en sueños pasar al ratoncillo. Éste reía y le decía: 
"Amigo, no es inteligente dejar pasar cualquier oportunidad por pequeña que sea".

sábado, 20 de febrero de 2016

MI SILLA MI CARTERA

Con sus cuatro patas bien afirmadas al suelo, con contundencia, cómo, esperando soportar con la fuerza de un coloso el enorme peso de unas posaderas descomunales sobre su asiento cuadrado. Almohadillado, para ofrecer comodidad y confort . El respaldo amplio. Diseñado para acomodar a unas espaldas generosas. Acogedor para el descanso del sedente de turno. 

  Por ahora, mi silla está vacía. Una cartera portafolios descansa sobre su asiento.  A la espera de ser transportada y portadora de libros y accesorios para el trabajo del aprendizaje: láminas ilustradas, mapas, lápices, y demás material necesario. La miro. Observo su tamaño algo voluminoso para ser discreto. No pasaría desapercibida tampoco por su color. De un marrón fuerte, se la distingue a larga distancia.

--¿Qué vendes? --Me preguntan las vecinas cuando me ven con ella por la calle con acento socarrón. 

 --¡Productos de belleza! ¿Queréis poneros guapas? --Les contesto con idéntica socarronería.

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martes, 16 de febrero de 2016

CAMINOS

amos caminando siguiendo caminos trazados. A veces es cierto el final. Otras, los senderos son tortuosos e incierto su destino. Unos pocos privilegiados marcan caminos nuevos por los que los demás transitamos. Cuando uno de estos escogidos marcha dejando a los caminantes a su libre albedrío el camino se vuelve incierto para aquellos que aspiran a formar el suyo propio. O se agrupan y Vsiguen unidos por el sendero marcado, o habrán bifurcaciones con senderos tortuosos e inciertos.   
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viernes, 12 de febrero de 2016

UN REBAÑO DE CABRAS

 Se sentía importante conduciendo el rebaño de cabras por el monte, tanto como lo haría un presidente de gobierno conduciendo a sus ministros. Le impresionaba sobre manera comprobar que llevaba a las cabras por donde quería. No le importaba que su profesión no fuera, ni la más remunerada, ni la más ponderada de la escala social.
 Vestía con tejanos y calzaba zapatillas adecuadas para caminar por los montes más escarpados. También llevaba auriculares para escuchar música desde su móvil. Y no era sólo música lo que escuchaba, también oía las noticias y estaba al corriente de todo.

No siempre había sido cabrero. Hubo un tiempo que fue futbolista. El destino le jugó una mala pasada. Se lesionó el menisco de las dos rodillas. Un día decidió que necesitaba un cambio  radical en su vida. Cogió su mochila y, escuchando su voz interior, se marchó de peregrino por el Camino de Santiago. Tenía ampollas en los pulpejos y al llegar a Portomarín decidió hacer un alto en el camino. 

El hospedaje le resultaba ingrato y marchó al monte más cercano para hacer acampada. Encontró a un peregrino con el hubo buena conexión. Éste, le condujo a una cabaña, rústica a más no poder, con aspecto de gran antigüedad. Tenía un hogar donde poder hacer fogatas.
 Se instalaron los dos peregrinos pero el placer duró muy poco. Apareció el dueño y los quería echar. Llegaron a un acuerdo, y con una suma sustanciosa, quedaron alojados por un tiempo. No tenían problemas para la subsistencia pues el dueño era cabrero. 

No lejos de allí, en una caverna muy apropiada hacía sus quesos. El cabrero se llamaba Remigio. Hicieron amistad y ayudaban al cabrero a elaborar el queso a cambio de la comida. Pasaban el día llevando las cabras de monte en monte. Veían a los peregrinos con sus mochilas a cuestas, hincando sus bastones en el suelo. A muchos les podía el cansancio y se agrupaban a la orilla del camino a descansar.

 Hubo quién les preguntó por qué llevaban cabras y no vacas, como era típico en el lugar. Ellos respondían que las cosas habían venido así. El ordeño de las cabras les puso los biceps fuertes. También los gemelos se fortalecieron con las andadas por el monte. Y no digamos nada del estado anímico, se sentían contentos y eran felices. De este cuento tan bucólico sacaremos algo en claro: 
"El simple hecho de tener una salud óptima, hagas lo que hagas, te hará sentir feliz."

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jueves, 11 de febrero de 2016

EN LA BIBLIOTECA

Tenía su mirada fija en un libro de la biblioteca. Con toda cautela, iba a leer  la nota que Ignacio había escondido en un ejemplar de la estantería. Todas las tardes con el pretexto de ir a estudiar, tenían allí sus reuniones secretas. Él le escribía notas que le pasaba con disimulo. Nadie podía percatarse de su relación: --¡Si mi padre se entera no volveremos a vernos! Me enviará con mi abuela, --decía Lidia a Ignacio. Éste, pertenecía a otra clase social. Era de familia menos pudiente que la de Lidia. Coincidían en el instituto y se habían enamorado. El miedo a las represalias por aquella relación les hacía ocultarlo, de manera que nadie lo sabía. Se habían puesto de acuerdo en dejar notas en libros que era raro que alguien quisiera leer. Uno de ellos era Romeo y Julieta. Dudaban de que a alguien le interesara leer esa historia sabida por todos. Más bien les gustaría verla en alguna de las reproducciones cinematográficas de las muchas que hay.
Se dispuso a recoger el tan ansiado mensaje. Con su ejemplar en la mano, iba a tomar asiento, cuando una voz muy cercana su oído le dijo: --¿Cómo, leyendo Romeo y Julieta a estas alturas? --Lidia casi se cae de la impresión recibida. Era su amiga Caro, vecina y compañera. --¡Qué susto me has dado Caro! --, le dijo cerrando el libro de golpe. En el trasiego, vio Lidia cómo la nota caía dando bandazos al suelo. --¿Qué es esto? --dijo Caro al tiempo que la cogía en el aíre. Sus ojos se posaron sobre el escrito y se abrían desmesurados con un claro ademán de asombro.  --¡Dame eso, no se leen las cosas de los demás! Dijo Lidia enfadada al ver descubierto su secreto. Caro se la quedó mirando con estupor. Nunca su amiga había tenido para ella un comportamiento tan brusco y desconfiado. Se sintió traicionada en lo más profundo de su ser. Una lágrima escapó indiscreta. Sintió que había perdido a una amiga y se sintió muy triste. No obstante, se dirigió a ella con calma y le dijo: --¿No habrás tomado esa historia como punto de referencia? ¡Ya sabes cómo termina! Y rompió en llanto.
Cuando alguien se enamora, todos sus íntimos lo pierden un poco... O un mucho, nunca se sabe.
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miércoles, 10 de febrero de 2016

LAS DOCTORAS



La doctora Alegría tenía una amiga muy entrañable, la doctora Dieta. Siempre que tenía un caso difícil de su especialidad, recurría a sus consejos de buena profesional. Les unía un gran afecto aunque a veces le resultaba incómodo seguir las normas que ésta le dictaba, sobre todo si le afectaba el problema de modo directo. Era estricta y severa en sus conceptos y nada flexible. O se hacía lo que mandaba, o te dejaba tirado sin miramientos. La doctora  Alegría era muy dada a las comidas copiosas. Su amiga, la doctora Dieta, le ponía sobre aviso:
--Mira, Alegría, los excesos nunca son buenos, tú deberías saberlo. No te dejes dominar por el placer del estómago --le decía-- Tengo una paciente, la señora Obesidad, que está pagando caro el placer de buen yantar, como diría Sancho Panza. Cuida tu dieta por el bien de tu salud.
--Oye Dieta, yo también tengo pacientes. La señora Anorexia, a la que veo con dificultad cuando viene, que no sé si se trata de un palillo chino, o de una fantasía óptica, también paga caro la carencia.
--Bueno, bueno, vamos a dejarnos de discusiones y vayamos al bulevar, he quedado con mi amiga Tranquilidad. Tomaremos un refresco, eso sí, de frutas del tiempo. Dijo Alegría
--Yo no iré –dijo Dieta--, cuando vamos las tres juntas me siento discriminada. Vosotras recibís los halagos y yo soy ignorada de un modo insultante. Decididamente no iré.

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domingo, 7 de febrero de 2016

FRUTO DULCE DE ÁRBOL INHIESTO

Resultado de imagen de fotos de árbolesLibertad es nuestra propia tiranía; tiranía es la libertad de los demás. Algo intangible se cierne sobre nosotros si después de vivir años sujetos a la voluntad de otro sientes la sensación de la libertad. Ha de pasar el tiempo para saber manejar y administrar sin miedo la responsabilidad que recae sobre ti al ser dueño de ti mismo. Has de ser jinete y montura a un mismo tiempo.  Saber sujetar las riendas. Conducir el potro salvaje sin experiencia que llevamos dentro y ser tu propio tirano para que no se desboque y nos arrastre hacía el precipicio. Ésto, o seguir dependiendo de la libertad tirana que los  demás ejercerán sobre ti. No arredrarse por los contratiempos. Ejercitar la carrera hasta llegar a la meta vencedor. 

sábado, 6 de febrero de 2016

UNA NIÑA LISTA

¡Mira mamita guapa, qué gracia tiene, 
 que se escribe con "v"después de "n"!
Haciendo pareado se me dispone,
que después de (d) y (b) también se pone.
No sé hacer poesía, voy aprendiendo,
con gramática y todo, lo voy haciendo.
Si toditas las reglas voy aprendiendo,
sin faltas de ortografía iré escribiendo.
¡Soy una chica lista, mamita mía!
Aprenderé las reglas de ortografía.
Lo de escribir muy mal deja secuela,
quiero aprenderlo todo, iré a la escuela.
Y, yendo, yendo, yendo, con ilusión,
haré que otros ejerzan la profesión.

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viernes, 5 de febrero de 2016

AHORRANDO

Era Elvira una joven hermosa. Tenía largas piernas, mirada bella y una piel transparente. Entre tantos encantos, uno sobresalía entre todos: (¡Su gran sexapill!). Atraía las miradas de niños y mayores allá por dónde pasaba. Pero algo tenía Elvira que rompía y daba al traste con tanto regalo de la madre naturaleza: su dentadura no era perfecta. Cuando habría la boca se producía un eclipse total de sus encantos. Se propuso plantar cara al revés de su fortuna, y se puso en manos de un dentista. Éste, hombre al fin, quedó impresionado cuando Elvira se presentó en su consulta. Se propuso poner remedio a  aquella contrariedad. Anduvo comedido en el presupuesto, pero no tanto en otros temas. Cuando cubría a Elvira para sus manipulaciones profesionales dejaba las piernas fuera. La mujer del dentista en visita..., improvisada, se percató del detalle. Le incriminó y le indujo a cubrir por entero a la paciente. --¡Si lo hago por ahorrar celulosa! ¡¡Yo siempre actúo en plan ecologista! ¡Ya me conoces! --Decía el intercepto.
 "¡Ahorra en las cosas importantes --Dijo la aludida--, en nimiedades no merece la pena!" 
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jueves, 4 de febrero de 2016

FURIA MAL CONTENIDA

Al parecer, la abuela María se debatía entre la vida y la muerte. El vaho pestilente que se respiraba al abrir la puerta de su casa, denotaba desidia y abandono. En los años postreros de su vida, tal cómo sucede a más gente de la que sería de desear, no recibía la atención debida de sus cercanos responsables. Y no es que ella no mereciera más de lo que se le daba, era que la ingratitud y falta de humanidad es caldo de cultivo que prolifera libremente sin que haya antídoto para este veneno letal. La pobre había sido todo lo correcta que le permitieron sus medios en todo lo concerniente a comportamiento humano y social.
    Pero todo iba a cambiar. A la abuela María en su boca desdentada, apuntaban dientes nuevos. De la noche a la mañana, toda su estructura ósea, tomó la fuerza y regeneración, robusta y portentosa, de un púgil veinteañero.  También le creció la barba. Ante el asombro de todos, dio un salto de la cama, se dirigió hacia la mesa de la cocina, y con el puño cerrado la golpeó haciendo saltar por los aíres los tiestos acumulados durante semanas. Acto seguido, agarró a su cuidadora por la peluca y haciendo un nudo con las extensiones la colgó del perchero que había detrás de la puerta de salida. Dio un portazo y se marchó. (¡El mundo entero quedó aturdido con el suceso!). La mutación siguió produciéndose a lo largo y ancho de la superficie emergente.  El planeta se llenó de forzudos que zumbaban a diestro y siniestro....¡¡¡Resultado de imagen de fotos de forzudos

miércoles, 3 de febrero de 2016

SÉ QUE LO SABES

Sé que lo sabes.
Sabes que me gustaría ser como el viento,
para acariciar tu cara y ser tu aliento.
Para ser tu mañana cada día,
para mecer tus laureles,
y en tus noches, 
ser dueña de tus sueños,
 y tus anhelos. 
Para escribirte los versos
 con las más bellas palabras,
 que se queden en un susurro.
Y si no es en verso que sea en prosa.
 Para que el viento se lleve mi sentimiento.
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EL LIBRO

Cada día es una página en blanco a rellenar en el libro de una vida. La oportunidad de vivir, y de realizar proezas memorables, o bajezas inconfesables. De nosotros dependen las unas y las otras. Hay momentos cruciales que necesitan de gran valor y humildad para tomar decisiones que pondrán a prueba nuestro sentido de la equidad, la honestidad, y la responsabilidad. Sucede que, somos una sociedad  comunicada por una red de cables invisibles, y dependiendo del  escaño que se ocupa en la escala de cargos, lo que se escribe en la hoja del día a día, repercute en el libro de los demás. Una decisión tomada por un personaje que se estime a sí mismo más que a cualquier otra cosa, puede llenar de borrones el libro de los demás; marcar épocas que todos quisieran olvidar; pero que quedarán marcadas en los libros de hoja impresa, virtuales, y en las hambres de muchas "nanas de cebolla"
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martes, 2 de febrero de 2016

MÍRAME

Resultado de imagen de fotos de caminantes solitariosEra angosto el sendero y penoso el caminar. La pesada carga de su mochila dificultaba la llegada al final de la empinada cuesta. ¡Sigue, todo esfuerzo es recompensado! Y de esa cantinela continua sacaba la energía para seguir caminando como un autómata. El sol aplicaba los tormentos de un verdugo tirano sobre sus miembros doloridos y empapados de un sudor que nublaba  ante sus ojos el paisaje. 

Un jadeo inquietante le hizo volver la vista atrás y quedó perplejo de lo que tenía ante sí: a unos metros de distancia, corría cómo alma que se lleva el diablo una joven mujer que apenas tropezaba ni caía por los surcos formados por las aguas de las lluvias torrenciales, ni los cantos rodados que salpicaban el camino.

 Siguió caminando con la angustia del que escapa de las torturas del infierno. No quería mirar atrás. Temía que sólo hubiera sido producto de su mente sofocada. ¿Quién sería capaz de aventurarse por aquellos parajes dejados de la mano de Dios? Nadie sensato se aleja tanto ni se expone al riesgo de no encontrar lo necesario para el sustento..., la supervivencia. Y caminó. 

Rendido por la fatiga hizo un alto en el camino. Buscó un lugar entre la maleza. Se adentró por un sendero marcado por el paso de animales salvajes. Un arbusto crecido le ofrecía un resguardo del sol y de algún hipotético intruso que andase como él huyendo de..., de qué, ¿de sí mismo? de algo de lo que no se puede huir...,¡de la propia conciencia!

Quedó dormido. A merced de los malos sueños que le atormentaban dormido y despierto. Había fallado en lo más sagrado que un ser humano puede fallar... ¡A sí mismo! ¡Nunca había escuchado su propia voz! Ésta, le avisaba de los errores antes de cometerlos; pero él hacía caso omiso, y se lanzaba al desenfreno sin importarle las consecuencias.

Despertó con sobresalto al sentir la presencia cercana de alguien que le miraba. Un escalofrío recorrió su ser. ¿Sería cierto o estaría soñando? ¡Una sombra se deslizaba por entre los arbustos! ¡Otra vez ella! Y desapareció dejando una aureola luminosa y una cierta fragancia a incienso.
De un salto se encaramó sobre una loma próxima lanzando un grito al viento:

--¡Quién eres! ¡Qué quieres de mí! --Le contestó el eco de su propia voz que se multiplicaba y se perdía en la lejanía... ¡Mi, mí, mí, mí!
En la reiteración, puso todo el impulso de que fueron capaces sus pulmones: --¡Déjame en paz! ¡No atormentes más mi vida! --¡vida, vida, vida! Volvió a responder el eco misterioso.
 De pronto, el eco sonó con otras connotaciones: --¡Nunca, nunca, nunca! Era evidente que alguien andaba tras él. 
--¡Quiero seguir mi camino! ¡Voy a recomponer mi maltrecha autoestima! ¡Quiero rectificar mis errores!... ¡Ores, ores, ores!-- Y otra vez el eco misterioso decía: --¡Si quieres hacerlo ahora! ¡Ora, ora, ora!    

MAMÁ OSA PERIPITOSA

En la casita del bosque todo iba bien. Las gallinas ponían sus huevos en una cesta y mamá osa los llevaba al mercado. Sería bonito pensar q...