La misteriosa danza con el espíritu no es fácil. Si las notas que nos han de acompasar han de proceder de instrumentos tan estridentes y discordantes como la atmósfera que nos circunda en los tiempos actuales, nuestra danza se convierte en "ritos de aquelarres". Difícil conexión, para danzas con dulzainas.
La avalancha de penurias en gran parte de la humanidad,la disparatada estampida de la marcha hacia la pérdida de valores y la promiscuidad, rompen la conexión con el espíritu y la inspiración del poeta.
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