jueves, 18 de abril de 2024

Perolo sueña con Roesina


       En la biblioteca del señor Casamayor reinaba el silencio. Era noche cerrada y Perolo dormitaba tendido sobre el cuento "Ciento y un dálmatas". No tenía ni idea de quien era el autor ni le importaba, pero le había gustado tanto, que se propuso protegerlo de los intrusos roedores que pretendían acabar con todos los libros de la biblioteca.
 No solo había cuentos en el rancio recinto, también se podía encontrar allí libros de autores famosos de todo lugar y época... "La dama de las camelias, La vuelta al mundo en ochenta días, Ana Carenina" y muchos, muchos más; pero Perolo, los que más protegía eran unos cuantos cuentos que había leído cuando estaba aprendiendo. No tuvo maestro que le enseñara, aprendió a leer solito, con una inspiración que parecía venir de los rayos de las tormentas en días de invierno. 
Esa noche no había intrusos a la vista; pero por si acaso, Perolo había montado guardia y esperaba expectante dispuesto a jugársela con cualquiera que intentara hincar el diente a tan linda historia. 
Dejó pasar el tiempo y se dispuso a descansar de tan ardua tarea. Tenía la impresión de que soñaría algo bonito y lo pasaría bien; quizá se atreviera a escribir lo que soñara si merecía la pena, porque él sabía escribir muy poco, no había practicado.

Cerró los ojos y se dio a imaginar que recibía la visita de una linda ratoncita de piel rosada y rabito largo e inquieto que le sonreía, tenía los dientes más puntiagudos y lindos que había visto nunca... "Me llamo Roesina" dijo con voz fina y aterciopelada sonriendo a Perolo con tal dulzura, que a Perolo se le erizaron los bigotes. "Vengo a que me prestes ese cuento que tanto te gusta. Te lo devolveré cuando lo lea y lo cuidaré con todo esmero" Perolo abrió los ojos. Había sido un sueño tan real, que tenía que cerciorarse de que Roesina estaba allí, frente a él...¡ Cómo era de esperar, no la vio! Perolo lo había pasado tan bien, que se dispuso a seguir imaginando que conversaba con Roesina y construyó una linda historia que la contaremos mañana.

María Encarna Rubio



 

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