domingo, 27 de noviembre de 2022

La vaquita Manolita

  




La vaquita Manolita, todos los días salía a pastar al prado. Tenía amigas que también salían y pastaban juntas.
Manolita era distinguida y educada, gustaba comer limpio. Cuando encontraba algún caracol entre las hierbas del pasto procuraba no comerlo. ¡Pobrecito caracol! —Pensaba—. Si lo como ya no podrá volver mañana, debo dejarle vivir su vida. Yo con hierba fresquita y tierna tengo suficiente.
Tenía la vaquita Manolita una amiga, la vaca Felisa. Reían y charlaban de sus cosas con cariño de hermanas.
A la vaca Felisa le daba risa cuando Manolita no quería comer caracoles. —¡Qué tonta eres!—Decía mirando hacía arriba, poniendo ojos de vaca aletargada—.Yo como lo que encuentro y no me preocupo por nada. ¡Todo para dentro! 
Manolita no se inmutaba: —¡Come lo que quieras! —Contestaba bajando la cabeza y seleccionando las hierbas que se llevaba a la boca—todos tenemos derecho a ser respetados. Que sea yo amiga de Felisa no quiere decir que tenga que hacer lo que a ella le parezca. 
Al final, dejaron de ser amigas, a la vaquita Manolita le daban náuseas cuando veía a Felisa tragar caracoles, orugas, mariquitas y hasta lombrices de tierra. Buscó la compañía de otras vacas que se comportaban como ella. 

María Encarna Rubio  


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