Ellos eran ellos... Nosotros... nosotros.
Tú, eras tú... Yo, era yo.
Te esperaba... Venías.
Largas eran nuestras charlas,
pero, no me conocías...
Tampoco te conocía,
a pesar de que a diario...
te veía.
Ellos eran ellos... Nosotros... nosotros.
Hasta que llegó aquel día...
que ellos eran aquellos
que su mano nos tendía.
Para enlazar nuestras manos,
nuestros cuerpos, nuestra vida.
Y por su acuerdo oportuno...
Nosotros dos fuimos uno.
Y fue así que me amaste...
Y fue así que te amé.
Mi deseo deseaste.
Tu deseo deseé.
No fue que me abandonaste.
No fue que te abandoné.
Fue que entraste y te quedaste
para vivir en mi ser.
Y por tu acto oportuno...
Para siempre somos uno.
María Encarna Rubio
No hay comentarios:
Publicar un comentario