miércoles, 27 de septiembre de 2017

ENSALADA DE PERLAS







—Cuéntame un cuento Yayi, y dime qué comen las hadas. 

—Ensalada de perlas, aderezada con jazmines y suspiros de estrellas.
Es lo que comen las hadas cuando quieren celebrar el Equinoccio. Sueltan su melena al viento y encienden las luces de sus baritas. Van buscando a las niñas soñadoras y les conceden un deseo. 
Dime, Thais, ¿Qué deseo es el tuyo?

—¿Acaso eres tú un hada con facultad para conceder deseos?
—Sí, mi niña. Soy la noche y el día, el viento y la lluvia; el sol y la luna, la tierra y el mar. Pide lo que desees, que yo con mi poder te lo voy a conceder.

—Es mi deseo que la luz de la sabiduría inunde mi entendimiento.
 Saber tomar siempre la decisión correcta.
Conectar mi ser espiritual con mi ser físico en perfecta armonía.


—¡Oh, Thais!  deseos de una niña precoz; de todas formas...

 Todo eso se consigue comiendo la ensalada de perlas aderezada con jazmines y suspiros de estrellas. Las hadas no han dejado ni pizca de ella. Hasta el próximo Equinoccio te tendrás que conformar con iluminación intermitente, acertar en tus decisiones solo de vez en cuando, y el desajuste entre tu ser físico con el espiritual cada vez que te distraigas en cosas banales del mundo. Escucha con atención a quién te habla en el silencio. La voz de tu interior te dirá cuando la ensalada de perlas aderezada con jazmines y suspiros de estrellas está preparada, y come antes de que las hadas acaben con ella. 

—Sí, bien... ¿Pero dónde la podré encontrar?
—Las hadas, cautelosas, van dejando mensajes ocultos.  «Adivina tú dónde»
—¡Tengo sueño, Yayi! Mañana terminaremos el cuento.

M.E.Rubio González



   


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