martes, 8 de octubre de 2024

Piolin y Piolina

 

   
 Piolin trina que trina,
trina trinos de amor,
posado sobre las ramas
de los almendros en flor.

 Piolina  se enternece
candorosa en su pudor,
 mostrando  todo su arrobo,
mecido canta su ardor.
    
                       ♪♪ Qué bonita sinfonía ♪♪                     
          componen entre los dos,     
        posados sobre las ramas
       de los almendros en flor.

El viento lanza sus ecos
hacía los montes lejanos,
a veces se oyen perdidos
otras se oyen cercanos.

♪♪Canta a la primavera♪♪
Avecilla enamorada,
el eco será la orquesta
 al propagar tu balada.

María Encarna Rubio

 




   



domingo, 1 de septiembre de 2024

El largo camino que hasta aquí nos trajo

 


 Después de la batalla y conquista de Ai, todos los pueblos de entonces estaban informados de los prodigios que el Dios de Israel había realizado para darles la victoria. Sabían que nada podían hacer contra su poder. Se unieron todos los jefes de los reinos, comunidades y tribus para ofrecer una alianza a los israelitas y someterse a la esclavitud a cambio de que les perdonasen la vida.
Dios había comunicado a Josué que no dejara vivir entre ellos otros pueblos, ya que con sus costumbres y la adoración a otros dioses podían ser contaminados, que los tomasen como esclavos servidores del agua para el pueblo y el templo.
La humanidad estaba incipiente en los detalles de salubridad, hacía falta un largo camino para llegar hasta aquí. Dios impuso preceptos que tenían mucho que ver con el aseo y las buenas costumbres, lavarse las manos antes de comer, presentarse  ante el Arca purificado por el baño y lavar con meticulosidad las ollas y todos los enseres utilizados en la mesa y la cocina. También los días de ayuno son altamente beneficiosos para limpiar el organismo de toxinas acumuladas en tiempos que la manipulación de los alimentos carecía de la higiene que disfrutamos en nuestro tiempo. Dios misericordioso puso al alcance de su pueblo normas de vida perfectas. Siguiendo sus mandamientos y sus preceptos, una sociedad presentará unas reglas de buena educación sin fallos, una maravilla, el cielo en la tierra. 


lunes, 22 de julio de 2024

La batalla de Ai

        


 La batalla de Ai, descrita en el libro de Josué, fue la segunda que libraron los israelitas en el curso de la conquista de Canaán. En la primera incursión fueron derrotados. Dios no les brindó su protección como castigo por no cumplir con su mandato de no tomar cosa alguna de la ciudad de Jericó. Así se lo hizo saber a Josué, quien tras arduas investigaciones descubrió a quien había guardado valiosas joyas para sí en la contienda. El incauto fue ajusticiado sin piedad. Aplacada la ira de Dios, les brindó sus mercedes y en la segunda incursión Ai fue conquistada y destruida.  


miércoles, 17 de julio de 2024

La conquista de Jericó

 


 La ciudad de Jericó estaba rodeada de gruesas murallas inexpugnables. Su conquista fue de lo más sorprendente y espectacular. Los israelitas sitiaron la ciudad después de cruzar el río Jordan, cuyas aguas hicieron camino separándose al mandato de Josué que dio un golpe con su vara desde la rivera sobre el caudal y pasaron a camino seco, todo el pueblo con sus enseres y sus animales, cabras, asnos, bueyes... 
Acamparon. Jericó se veía a lo lejos, encima de una loma. El ejército que mandaba Josué por la orden de Dios, estaba preparado para ir a la carga, habían entrado en secreto dos soldados en la ciudad. Cerciorados estaban de lo difícil que sería conquistar el lugar. Solo con la ayuda Divina podrían hacerlo.
Josué oró en silencio ante el Arca de la Alianza. Dios le reveló la estrategia que habían de seguir: «Una vuelta alrededor de la ciudad todo el ejército durante seis días, con el Arca de la Alianza conducida por los jueces haciendo sonar trompetas. Al que hacía siete días habían de dar siete vueltas y gritar con todas las fuerzas que sus pulmones pudiesen resistir». 
 Así lo hicieron, y ¡oh milagro! Las murallas comenzaron a agrietarse a lo largo y ancho de todo el recinto cayendo derrumbadas quedando la ciudad a merced de los israelitas, que por mandato divino, exterminaron toda la ciudad sin dejar ser viviente ni piedra sobre piedra. Dios maldijo aquel lugar de perdición y dio la orden de que jamás fuese reconstruida. 

miércoles, 3 de julio de 2024

Josué

    




 Los israelitas, a pesar de vagar por el desierto, eran un pueblo organizado, con altos valores morales, siempre intentando ser fieles a los mandamientos de Dios, y nunca una comunidad ociosa. Las mujeres curtían pieles y tejían cumpliendo siempre con sus deberes de amas de casa y los hombres con sus labores habituales para ellos. Moisés era el jefe y dirigía al pueblo de Dios siempre con su mandato. No prospera donde reina el desorden y la anarquía. El ejército estaba bien reglamentado y estaban preparados para formar una gran nación en la tierra prometida.

Josué era lugarteniente de Moisés y Dios lo tenía destinado a ser su sucesor por sus actitudes de alta calificación. 

A la muerte de Moisés ya se hallaba el pueblo hebreo divisando a lo lejos la ciudad de Jericó. Gentes sumamente corruptas de proceder deplorable la habitaban. Costumbres de una aberración sin límite parecidas a las de Sodoma y Gomorra. Tal era la repulsa que Dios sentía hacía ellos, que dio a Josué la orden de que todo ser viviente tenía que ser sacrificado, no coger de allí nada, todo había de ser destruido para borrar su huella de la faz de la tierra.

      

viernes, 28 de junio de 2024

Moisés ve la tierra prometida

 


 Moisés ve la tierra prometida. Ese mismo día, Dios le ordenó a Moisés:
«Quiero que vayas a la región montañosa de Abarim, y que subas al monte Nebo, que está en el territorio de Moab, frente a Jericó. Desde allí podrás admirar el territorio de Canaán, que voy a darles a los Israelitas. Allí morirás y serás enterrado, como fue enterrado tu hermano Aarón cuando murió en el monte Hor. Josué será tu sucesor. 
 






miércoles, 26 de junio de 2024

Los israelitas en el desierto

 


 Una vez en el desierto, el pueblo elegido por Dios quedó instalado con sus enseres y sus animales esperando ordenes del Creador y libertador. Todos los días venía la ventisca y traía una cantidad suficiente de semillas para que todos pudiesen alimentarse, personas y animales. Moisés, siguiendo instrucciones de Dios, hizo brotar con su vara de una roca una fuente cristalina. Pero algo dijo que no fue con exactitud lo que Dios ordenó que hiciese. Por este hecho, Dios no le dejó entrar con su pueblo en la tierra prometida. 

Moisés se alejó hasta el monte Sinaí siguiendo la llamada del Todo Poderoso dejando solos a los exiliados y tardó todo un mes en volver. Cuando le vieron aparecer, quedaron estupefactos, sus cabellos se habían tornado blancos y traía en sus brazos dos enormes tablas de piedra con los Mandamientos que Dios mismo le había entregado para regir a su pueblo. Pero Moisés entró en cólera. Todo el pueblo se hallaba ebrio y danzaba enloquecido en torno a un becerro de oro, imagen de un dios egipcio. Lanzó las tablas al suelo en señal de repulsa, diciendo que no eran dignos de ellas y las rompió. Y fue así, que después las hubo de recomponer y guardarlas en el Arca de la Alianza, que era tan misteriosa, que quién la tocase caía al suelo electrocutado. Dios castigó este hecho haciendo que anduviesen errantes por el desierto durante cuarenta años.  

 

MAMÁ OSA PERIPITOSA

En la casita del bosque todo iba bien. Las gallinas ponían sus huevos en una cesta y mamá osa los llevaba al mercado. Sería bonito pensar q...