Sin métrica
y sin medida,
de manera
natural,
quiero hacer
este poema
dedicado a
un naranjal.
Porque...yo quiero sentarme
en medio del naranjal
que adorna y luce en la plaza
en la mañana invernal.
Pequeñita pero hermosa.
Adornada de naranjos
que dan colorido y brillo
y el alma van refrescando.
Es preludio que anticipa
el brillo del naranjal,
la belleza de la huerta
donde crece el limonar...
También allí se da el naranjo,
Coles, lombardas y perejil.
¡El caminar por la huerta,
qué alegría da vivir!
¡Así, es, Santomera hermosa,
gloria del campo y la huerta!
Que luces de mil colores
en el alma nos inserta.
Se nos implantan en mente
de manera muy sutil,
y nos ayuda y nos dona
alegría de vivir.
¡Viva mi pueblo querido!
Al que adoro y al que admiro.
Para quererle y servirle
en Santomera he nacido.
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