jueves, 21 de julio de 2016

CAMBIO...CLIMÁTICO

-¿Conoces a doña Anselma de Truquillo?
-No.
-Yo tampoco; se habla mucho de ella estos días.
-¿Quién es, y qué se dice de ella?
-Pues nada, que a los setenta años va a ser madre de gemelos.
-¡Ay! ¡Qué risa, Felisa! ¿Se sabe quién es el autor de la hazaña?
-¡Nada. hija! Ha cerrado la boca, se niega a decir quién es el padre.
-Pobre doña Anselma. No quiero imaginar como se encuentra en estos instantes.
-Pues..., contenta, muy contenta. Prepara los cochecitos y las cunitas con el mismo cariño e ilusión que lo haría una de treinta.
-¡Dios mio! ¡Será la comidilla del pueblo!
-¿El pueblo? ¡El pueblo está de fiesta! Las cadenas de televisión han mandado a sus agentes...¡Hasta el Gobierno ha formado una Comisión para no perder detalle del caso!
-¡Vaya, vaya! Para ver estar vivo...
Resultado de imagen de imagenes de ancianas graciosas 
Estos y otros comentarios andaban de boca en boca de los habitantes de "Toca Nueva del Trueque". 
La anciana Anselma, conocida por todos por la tía Quinina, al no encontrarse bien y lucir un vientre descomunal, fue al médico. Éste, le dijo después del reconocimiento, y sin disimular su sorpresa, que estaba embarazada y que iba a ser madre de gemelos. Mucho empeño puso el doctor en averiguar a quién había seducido, qué había hecho para conseguir aquello que había conseguido, pero no obtuvo respuesta convincente. Ella se obstinaba en decir que, siempre había rogado a Dios para que le otorgara el don de ser madre de gemelos y que se había producido el milagro. Le había llegado la hora.
¡Risas y más risas! Comentarios y reuniones eran la tónica del lugar. Hacían las vecinas chocolate y buñuelos y la invitaban a merendar; todo por ver si soltaba la lengua y explicaba el método del que se había valido para conseguir su embarazo después de tantos año de menopausia. Además era viuda desde los cuarenta y siempre había sido la personificación de la discreción.
Por fin, una tarde que al chocolate le añadieron un chorrito de anisete, Anselma se puso en pie, y con  la sorpresa de las allí presentes, y con una elocuencia desconocida en ella hasta entonces dijo:
-¡Amigas mías! No temer por el cambio climático. Van a suceder cosas que nadie espera. ¡Hasta los perros hablaran y dirán en alta voz lo que piensan...Y el que quiera tener hijos, sólo tendrá que desearlo. El goce sexual quedará limitado. El que quiera conseguirlo tendrá que renunciar a: "Las Bellas Artes y las Letras"

lunes, 4 de julio de 2016

LA RANITA DEL ALJIBE


 La ranita Ojeras protestaba y detestaba el nombre que le habían puesto sus padres. Había sido la primera en ocupar las frescas aguas de un aljibe. Cuando llegó, éste, estaba completamente desocupado, sin nada de nada, ni hojas secas, ni algas, y mucho menos, renacuajos. Ahora, un ejército de ranas le hacían la competencia. Croaban sin cesar y no la dejaban dormir. Pero eso no era lo peor, lo que de verdad le molestaba, eran sus mofas y sarcasmos..., Ojeras por aquí...,Ojeras por allá. Lo más inquietante de todo para Ojeras suponía la cercanía de la llegada de las vacaciones: Si estas ranas chillonas no aprendían a tener la boca cerrada, las iban a pasar crudas.

 La casa a la que pertenecía el aljibe estaba en el campo, lugar donde una familia numerosa hacía sus  veraneos. Era de temer lo mucho que a los niños les gusta jugar con las ranas. 
Ojeras, pasaba casi todo el tiempo queriendo aleccionar al batallón de ranas de peligro tan inminente.
El duro trabajo que ello suponía la dejaba sin aliento. Además, con un esfuerzo tan continuado, le estaba sacando ojeras.  --¡Ojeras! ¡Que te están saliendo ojeras! ¡Ja, ja, ja! -Se reían sin cesar las ocupas del aljibe. 

Resultado de imagen de fotos casas de piedraOjeras, se ponía verde de rabia, bueno..., ella ya era un poquito verde; pero se ponía más verde todavía. De tanta rabia, dio un tropezón, y desde entonces cojea.  -¡Ja, ja, ja, no te va a salir novio, cojeando y con ojeras! Decían con intención malévola las de la competencia.
-¡Déjalas que rían! -Decía para sí. Cuando llegue el mal bicho de Jero las pagarán todas juntas. 

Jero, era el mediano de la familia. Se distraía bajando al aljibe a darse un baño en aguas frescas. Sabía muy bien nadar, y como nadie le hacia caso, así suele suceder a los medianos..., el mayor, siempre se ha dicho:  "el que antes nace antes place" ¡nadie le arrebata el puesto! y el menor se lleva todas las atenciones. Los del centro recogen las migajas. 

El verano anterior, Ojeras lo vio todo calladita, por eso Jero no la descubrió. Se enteró de muchas cosas, pues por las noches salía a ver la luna llena.
Ésta salía de detrás de los montes con su sonrisa resplandeciente. Era bonito verla siempre tan feliz, quizás por eso a ella nunca le salían ojeras.   Una luz blanca iluminaba todo el campo. Los niños salían a buscar grillos y gritaban cuando encontraban uno. Ojeras corría hacia el aljibe imaginando como gritarían si la encontrasen a ella. 
Con estos recuerdos, quedó dormida Ojeras. Al fin el cansancio pudo más y cayó rendida en los brazos de Morfeo.

domingo, 3 de julio de 2016

UNA RATITA DIFERENTE

La ratita Mitusa quería caer bien. Acicalaba su cola con esmero y procuraba no hundir sus patitas en los detritos de la cloaca. Sus tías y primas se burlaban cuando la veían dando saltitos intentado vadear los charcos que se formaban al pie de los desagües de las alcantarillas. Le decían: "Eres una rata asquerosa. Por mucho que te compongas, nunca dejarás de serlo". Ella, no cejaba en su empeño, seguía queriendo ser diferente para a todos caer bien. 

Resultado de imagen de fotos de riachuelosUna mañana fresquita de primavera, una bocanada de aire perfumado con los mil perfumes que exhalan las flores se coló a través de los respiraderos de las tapas de las alcantarillas. Aquella rata diferente sintió la llamada de la naturaleza. Quiso compartir sus sensaciones con los miembros de su comunidad, todos decían que eran fantasías suyas  y para corroborar lo que presentía, acicaló su pelaje, y salió por un desagüe que daba a la margen de un riachuelo. ¡Ten toda clase de precauciones!   ¡Hay grandes enemigos fuera! Le dijeron a coro sus amigos..., bueno, más que amigos, conocidos. No vaciló ni por un instante, quien no corre riesgos pocas cosas hará en la vida. 

Toda llena de ilusión rateril, marchó, sigilosa eso sí, con algo de miedo. Había oído contar cosas espantosas sobre unos gigantes que lo poblaban todo y que para nada querían a las ratas. Tenían unas fobias hacia ellas muy preocupantes, pero ellas eran mucho más listas que ellos y los burlaban con gran facilidad. 
En su caminar, miraba todo con una admiración sublime. ¡Todo era tan bonito como pensaba. Los campos sembrados de amapolas y margaritas la llenaban de una sensación jamás sentida. La sinfonía del vuelo de los abejorros la transportaban hacía un infinito tan azul que pensó: " Estoy en el cielo de las ratas".

Una sed profunda la sacó de su éxtasis, y la realidad más ingrata vino a corroborar que se hallaba hambrienta y sedienta sin tener nada que llevarse al diente. Quiso su buena fortuna que una vasija llena de agua de la lluvia se cruzase en su camino. Bebió con fruición hasta apurar la última gota. Agradeció a la Providencia su inestimable ayuda y siguió con la certeza de que pronto tendría algo para acallar los resoplidos de su hambre.      
Anda que te anda tropezó con un caracol. Estaba éste embelesado ante una tierna hoja de patata, no sabía si comerla o no. También era novato y no se fiaba, había visto caracoles muertos alderredor y pensaba: ¿y si fuese venenosa? -Total, ella tampoco había comido nunca caracoles, por lo tanto..., mejor dejarlo estar; se marchó y se metió en el arroyo pensando volver a casa, pero no encontró el camino.  No se amilanó ante la dificultad, ya sabía ella antes de salir que no sería fácil. Se haría una rata indigente como hacen otras muchas, no es que en las alcantarillas se viva muy bien, no se perdía tanto. Más valía ser valiente y salir adelante entre flores y no volver a ser una rata de cloaca.


MAMÁ OSA PERIPITOSA

En la casita del bosque todo iba bien. Las gallinas ponían sus huevos en una cesta y mamá osa los llevaba al mercado. Sería bonito pensar q...